El primer ministro húngaro, Viktor Orban, anunció que enviará al Ejército a la frontera sur del país a partir del 15 de septiembre para controlar el flujo de inmigrantes y refugiados si el Parlamento apoya esta medida. “Los cambios importantes vendrán después del 15 de septiembre (…). Vamos a controlar la frontera paso a paso”, explicó el propio Orban en rueda de prensa. “Vamos a enviar a la Policía y después, si conseguimos la aprobación del Parlamento, enviaremos al Ejército”, indicó.
“No son 150.000 (inmigrantes y refugiados) los que algunos quieren dividir por cuotas. No son 500.000, una cifra que he escuchado en Bruselas, sino que son millones y después decenas de millones, porque el flujo de inmigrantes no tiene fin”, dijo.
Orban, del partido Alianza Cívica Húngara (Fidesz), ha relacionado en anteriores ocasiones inmigración y terrorismo e incluso ha provocado tensiones con países vecinos por defender la idea de la Gran Hungría que incluya a las minorías húngaras de países como Rumanía. En las últimas semanas ha generado gran polémica por la instalación de una valla de alambrada de concertinas en la frontera sur para impedir el paso de inmigrantes y refugiados desde el territorio serbio.
Por otra parte, el primer ministro de Finlandia, Juha Sipila, decidió ayer ofrecer su propia casa para acoger a los solicitantes de asilo e instó a sus compatriotas nórdicos a demostrar también solidaridad con los refugiados que llegan a Europa huyendo de la guerra y la pobreza. Sipila, que reside habitualmente en Helsinki, afirmó que está totalmente dispuesto a acoger refugiados en su otra residencia emplazada en Kempele, en el norte del país. A pesar de que considera que el plan de cuotas impulsado en la UE debe ser voluntario, considera que Finlandia debe dar ejemplo.