El cierre de los centros para todos los ciclos de enseñanza, desde las guarderías hasta la universidad, y de todas las líneas de metro marcaron el inicio de la semana ayer en Bruselas, primer día laborable bajo el nivel máximo de alerta en la capital europea por el temor a una cadena de atentados similares a los de París.
El ministro de Interior belga, Jan Jambon, avisó a los medios de que el operativo policial continuará “durante los próximos días”, y que el nivel máximo de alerta terrorista se mantendrá en Bruselas “mientras sea necesario”.
Desde la noche del domingo, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo una veintena de registros simultáneos en seis distritos y en la localizad vecina de Charleroi, con el resultado de 16 detenidos. Sin embargo, el operativo no logró su objetivo principal, la detención de Salah Abdeslam, el terrorista sobre el que pesa una orden de detención internacional por su participación en la matanza de París.
Aunque la Fiscalía eludió detallar las pesquisas más allá del número de detenidos y de la confirmación de que ni dieron con Abdeslam, ni se hallaron armas ni explosivos en las redadas, sí que desminitió los rumores de medios locales que apuntaban a que el terrorista escapó en coche de un control policial en Lieja, al sur del país.
Respecto a los 16 detenidos durante las últimas operaciones, el juez ordenó liberar a 15 de ellos y tan sólo acusó a una persona de haber estado implicada en la masacre de París.
El primer ministro de Bélgica, Charles Michel, anunció tras la reunión del Consejo Nacional de Seguridad que los centros educativos y el metro en Bruselas reabrirán “progresivamente” desde mañana, pese a la decisión de prorrogar una semana, hasta el próximo lunes, el nivel máximo de amenaza terrorista en la ciudad y las medidas de seguridad que ello implica.
Michel explicó que “nada ha cambiado” respecto al riesgo identificado en los días pasados y por tanto no cabe revisar a la baja el nivel de alerta. Ello implica que el Ejército y un despliegue reforzado de la Policía federal seguirán vigilando las calles y lugares más sensibles de la capital belga.
El primer ministro aseguró que las autoridades están haciendo “todo” por garantizar la seguridad “en todas partes” del territorio belga y que habrá un refuerzo de la vigilancia, en especial en los colegios, porque el “objetivo” es “retomar la vida normal” en la ciudad.
