El vestuario del Viveros Herol Nava tiene una costumbre a la que cada vez se ha aficionado más. Tras cualquier victoria, toca cantar la ranchera ‘Sigo siendo el rey’. Tras la victoria ante Cangas, los jugadores reclamaban a Zupo Equisoain que agilizara la rueda de prensa para empezar la liturgia. Bajo la dirección del técnico navarro, el equipo suma seis victorias, el doble que las tres logradas en los 15 partidos anteriores. Entre ranchera y ranchera, el Nava ya huele la permanencia.
“Canta todo el equipo, pero yo, como para entonar… Igual hago la, la, la”, bromeaba Zupo en rueda de prensa. Ese buen ambiente explica que su equipo sea capaz de remontar partidos como el del sábado ante Cangas (19-18), que llegó a ganar por cuatro en la segunda parte y que solo estuvo por detrás dos veces en el marcador. Al técnico le queda la cuenta pendiente de no haber marcado el último ataque, que habría permitido a los segovianos igualar el golaveraje de la derrota en la ida (21-19) y certificar la salvación, pues ya no sería alcanzable para los gallegos, salvo que puntuaran ante el Barça, un objetivo de ciencia ficción. “Tenemos que esperar algún resultado o sacar un punto”, asumió.
Fue una victoria de infarto. “Hacemos unas cosas muy raras, yo no sé si quieren que a alguno le dé un infarto en la grada. Cuando tenemos el golaveraje ahí, la fallamos. Vamos a olvidarnos; ahora hay que esperar un poco. Vamos a prorrogar un poco la incertidumbre”. En su análisis, Zupo recordó una cuenta pendiente: “El problema está en las finalizaciones: en los tiros cercanos al portero estamos fallando muchísimo”.
Al Nava no le faltaron ocasiones para bajar los brazos ante un rival que dominó en muchas fases: 1-5, 8-12 o 12-15. En los malos momentos, exhibió resiliencia. “Eso es lo que el equipo ha adquirido conmigo. El espíritu de equipo, de no bajar los brazos y de pelear. Brega, brega y brega. No baja los brazos hasta que consigue otra vez meterse en el partido y ganarlo. Esto antes no ocurría; ahora ocurre. Y nos ha pasado en muchos campos: Benidorm o Cuenca”.
El técnico resalta las penurias físicas. “Tampoco vamos a pedir peras al olmo, que la gente lleva mucho cansancio, sobre todo de cabeza y presión. Hay que llevarlo lo mejor posible, pero cuanto antes finiquitemos este año horribilis y el club esté en Asobal, todo el mundo descansará”. En la pizarra hay un ‘hashtag’ con los partidos y los puntos pendientes. Ya solo queda la confirmación para usar el borrador y solventar la tarea.
La salvación podría llegar el miércoles
El Nava tiene varias páginas del calendario para certificar su billete su tercera campaña en Asobal. La primera llega el miércoles con el partido aplazado que Cangas disputará en su pista ante Anaitasuna. Si los gallegos no consiguen la victoria, el Nava podría considerarse salvado, pues necesitarían puntuar ante el Barça en la última jornada para alcanzarles, un hito que nadie logra desde que lo hiciera el Granollers en 2018.
Puerto Sagunto, que recibe al Nava el sábado, podría llegar descendido a ese encuentro si Cangas puntúa y Guadalajara hace lo propio el miércoles en casa ante el Cuenca. Los alcarreños salieron del descenso con su triunfo ante Ademar y tienen aún cuatro partidos por jugar. Superan en un punto a Cangas, que les recibirá el sábado en una auténtica final.
Después, tienen dos balas en la recámara: reciben a Sagunto -que podría estar descendido- y cierran el calendario el 2 de junio ante Granollers, una semana después del fin de la liga, una situación que desagrada a todos sus rivales implicados en el descenso.
Un punto daría la tranquilidad total al Nava. Podría sumarlo el sábado en Sagunto o la semana siguiente en la visita de Anaitasuna a tierras segovianas. Sinfín, igualado con los naveros, cierra el año en Huesca y recibiendo al ya descendido Villa de Aranda.
