El consejero delegado de British Petroleum (BP), Tony Hayward, prometió ayer que su empresa limpiará «hasta la última gota» del petróleo en las costas de Luisiana y reconoció que la compañía se juega su reputación en esta catástrofe.
«Estoy tan devastado como ustedes por lo que estoy viendo hoy aquí», dijo Hayward ante los periodistas en Grand Isle, una localidad costera al sur de Luisiana a donde llegó ya la marea negra fruto del incontenible vertido en el Golfo de México.
«Vamos a hacer todo lo que podamos para impedir que llegue más petróleo a la costa, limpiaremos hasta la última gota y arreglaremos todos los daños medioambientales», añadió el ejecutivo.
Aseguró que el derrame es «claramente» un asunto en el que BP se juega su reputación y adelantó que la empresa prevé inyectar fluidos pesados en el pozo este miércoles e intentará sellarlo con cemento.
Indicó que las probabilidades de éxito de la operación rondan el 60 ó 70 por ciento y recordó, a continuación, que «nunca se ha intentado» una maniobra de ese tipo a 1.500 metros de profundidad.
Hayward, que recibió duras críticas por decir recientemente en una entrevista con la cadena británica Sky News que el impacto ecológico del derrame sería probablemente «muy, muy modesto», aseguró sentirse «devastado» por la catástrofe. «Lo que les puedo decir es que estamos aquí para quedarnos a largo plazo», insistió el directivo, quien afirmó que la multinacional que dirige está intentando hacer «lo correcto» y comunicarlo de forma abierta y transparente.
La compañía petrolera afirmó la semana pasada que estaba recolectando alrededor de los 5.000 barriles de crudo de los alrededor de 8.000 que según las estimaciones oficiales fluyen al Golfo de México a diario. Expertos independientes cuestionan esos cálculos y dicen que la cantidad podría ser, de hecho, hasta 10 veces mayor.
Y mientras Howard anunciaba las nuevas medidas de la compañía, la Casa Blanca admitía que «necesita» la tecnología de la petrolera británica BP para intentar frenar el continuo escape de crudo. «Queremos que esto funcione, queremos que esto cese. Necesitamos la tecnología de BP», afirmó en declaraciones a la CNN, Carol Browner, asesora de la Presidencia norteamericana en el ámbito de Energía y Cambio Climático.
Asimismo, el presidente de EEUU, Barack Obama, reiteró a los gobernadores de Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida el «sentido de urgencia» ante el desastre ecológico por el fluido y subrayó su «compromiso» con los gobiernos estatales.
El derrame en el Golfo de México comenzó el pasado 20 de abril a raíz de la explosión y hundimiento dos días después de la plataforma petrolífera Deep Water Horizon administrada por BP.
