Mientras British Petroleum (BP) preparaba la campana de acero gigante con la que previsiblemente hoy intentará sellar la fuga de crudo en el Golfo de México, expertos de la industria petrolera advirtieron ayer en el Congreso estadounidense de que el derrame podría superar los 40.000 barriles (6,4 millones de litros) diarios, es decir, ocho veces más de los 5.000 barriles calculados tras el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon de prospección submarina después de una explosión que se cobró la vida de 11 trabajadores. La marea negra amenaza con provocar consecuencias catastróficas para la ecología y las industrias pesquera y turística de los estados de Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida.
Según señaló el demócrata Edward Markey, miembro de la Cámara de Representantes, la cifra fue mencionada por los expertos al preguntárseles por qué ocurriría si British Petroleum (BP) no lograr frenar el flujo de crudo submarino que sigue manando del cráter abierto para su extracción.
Markey manifestó que los ejecutivos del sector petrolero dijeron que en el peor de los casos el vertido podría ser de entre 10.000 y 60.000 barriles diarios y que la cifra más probable sería de 40.000.
Además de expertos de BP, en la primera de una serie de audiencias con legisladores también participaron miembros de Transocean y de Halliburton, empresas vinculadas a la plataforma.
El presidente Barack Obama señaló el lunes que la responsabilidad del desastre es de BP y que la factura por los daños y perjuicios deberá pagarla esa compañía.
De acuerdo con la Ley de Contaminación Petrolera promulgada en 1990 tras el derrame causado por el buque Exxon Valdez en Alaska un año antes, el máximo que podría pagar BP como indemnización sería 75 millones de dólares.
Sin embargo, el senador demócrata Robert Menéndez propuso aumentar ese tope a 10.000 millones de dólares y aplicarlo de forma retroactiva a BP. «Es hora de creer en nuestros ojos y aceptar los riesgos evidentes de la prospección petrolera» en el mar, argumentó Menéndez en una conferencia de prensa junto a miembros de organizaciones ecologistas. «Se trata de responsabilizar a las grandes empresas petroleras por sus excesos», añadió.
El proyecto es copatrocinado por el senador Frank Lautenberg, también demócrata y ha recibido el respaldo inmediato del Gobierno, según anunció el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, quien agregó que el máximo de 75 millones de dólares de compensación no sería aplicable si las investigaciones determinan que BP actuó de forma negligente o violó la ley.
Tony Hayward, director ejecutivo de la empresa británica, reiteró ayer que su firma pagará las indemnizaciones, pero declinó hacer comentarios sobre el proyecto para aumentar su tope. BP está comprometida a pagar «todos los gastos de limpieza que sean necesarios y adecuados», así como todas las indemnizaciones por perjuicio y otros daños, indicó.
Mientras 17.000 militares de la Guardia Nacional de EEUU y varios miles de ciudadanos voluntarios trabajaban instalando barreras contra la marea negra en la costa de Luisiana y se preparaban para limpiar sus efectos, BP ha logrado sellar una de las tres fugas a través de las que se vierte crudo al Golfo de México, lo que se espera facilite la instalación de una estructura de acero con forma de cúpula y un peso de 100 toneladas sobre la principal fuente del derrame, a 1.500 metros de profundidad. El contenedor recogería el crudo que fluye a través de la principal abertura en el pozo y lo bombearía a un barco, en la que, de funcionar, se contempla como la principal solución a corto plazo para frenar el desastre.
