El bicarbonato de sodio es una sal cristalina soluble en agua, que empezó a elaborarse en el siglo XVIII por un químico francés, Nicolás Leblanc, y a fabricarse y comercializarse en Nueva York en el siglo XIX, por Austin Church y John Dwight, aunque sus propiedades se conocen desde varios milenios atrás.
El natrón, carbonato de sodio en estado natural, era usado por los egipcios en los procesos de momificación, y desde hace varios siglos se conocen sus propiedades medicinales. Actualmente se utiliza como levadura (Church y Dwight eran panaderos), en fuegos pirotécnicos, como antiácido, como componente en extintores de incendios, como fungicida en plantas y como suplemento deportivo en humanos, entre otros usos.
El bicarbonato como aliado en la limpieza
Lo usamos para ablandar las legumbres, como laxante, para cepillarnos los dientes y hasta hay médicos que lo promocionan como una cura contra el cáncer, un tema que ha generado debate entre estos profesionales, por lo delicado que puede llegar a ser su uso.
Lo que sí está fuera de discusión son sus múltiples aplicaciones en la limpieza doméstica, gracias a sus propiedades ligeramente abrasivas, su capacidad desodorizante y su bajo coste cuando se compara con otros productos de limpieza.
Es considerado además un limpiador “ecológico” y económico, promovido en las redes por figuras como Cintia, una divulgadora con cuenta en TikTok, @mundosinresiduos, donde ofrece consejos para limpiar utilizando productos amigables con el ambiente.
“Un solo ingrediente, muchísimos usos. El bicarbonato es barato, superversátil”, afirma Cintia, quien considera que es fundamental incorporarlo como producto en la limpieza diaria.
Es un desmanchador natural que se puede usar sin temor, sobre todo cuando se trata de tazas de porcelana o cerámica que han perdido su brillo por el café o el té, que no salen fácilmente con agua y detergente: “Humedece la taza, espolvorea con bicarbonato, frota con esponja y verás cómo desaparece”.
También es excelente para quitar la grasa de la cocina o de la encimera, especialmente cuando hay restos quemados o pegados: “Espolvorea el bicarbonato, frota con una esponja húmeda y retira”; y agrega, “funciona muy bien para limpiar ollas y sartenes sucias o quemadas”.
Para limpiar los alimentos
El bicarbonato de sodio es tan efectivo como el vinagre a la hora de limpiar frutas y verduras, tiene propiedades antimicrobianas y ayuda a desprender la suciedad, aunque no es tan efectivo en la eliminación de pesticidas.
“Diluye una cucharadita de bicarbonato en un bol con agua y remoja los alimentos para eliminar residuos”, recomienda.
Otros expertos aconsejan no dejar las frutas y verduras por más de 5 minutos en agua con bicarbonato, para evitar cambios en el sabor.
Como eliminador de olores y blanqueador
Una de las propiedades del bicarbonato de sodio más apreciadas es su capacidad para eliminar olores. Esto se debe a que sus propiedades alcalinas neutralizan los ácidos responsables de muchos olores indeseables.
Cintia recomienda utilizarlo en lugares como el refrigerador, colocándolo en un envase abierto para que absorba los olores demasiado fuertes; y el cubo de basura: “Pon un poco de bicarbonato en el fondo del cubo para absorber los malos olores”.
Se refiere también a su uso en la colada, en la que “ayuda a blanquear y a desodorizar la ropa”, utilizándolo en el prelavado o añadiéndolo directamente a la lavadora.
Y por último, la combinación de su capacidad para remover suciedad y desinfectar con la de desodorizar, lo hacen un producto perfecto para usar en el baño, en lugares como el inodoro, donde “ayuda a desincrustar y desodorizar”.
Son suficientes razones para tener este producto siempre a mano en casa: por su versatilidad, economía y bajo impacto ambiental.
