Italia vive hoy una jornada de reflexión de cara a las elecciones que mañana y el lunes despejarán el futuro político del país y el nombre de su nuevo primer ministro. Ayer, durante el cierre de campaña, el líder del Partido Democrático (PD) y favorito en las encuestas, Pierluigi Bersani, se mostró conciliador y defendió la necesidad de «cohesión» tras los comicios, sin descartar colaborar con el jefe del Ejecutivo saliente, Mario Monti, e, incluso, con el Movimiento Cinco Estrellas del cómico Beppe Grillo. Por su parte, Monti, que siempre rechazó una alianza, defendió su candidatura como la «alternativa a los populismos».
Bersani, en su última alocución antes de la cita con las urnas, insistió en que su partido pide «el 51 por ciento en la Cámara de Diputados y en el Senado, pero pretendemos usarlo como si fuera el 49 por ciento, con espíritu colaborador».
En este sentido, el líder de centro-izquierda señaló que se refiere a «las fuerzas de centro, que pueden discutir con nosotros», excluyendo de este modo al Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi. Eso sí, también agregó que «Monti no tiene que decirme a mí qué hay que hacer».
En cuanto a las primeras medidas que adoptaría su Gobierno, afirmó que hace falta «un golpe seco en algunas direcciones: moralidad, trabajo, liberalizaciones», así como «civismo y lucha contra la corrupción». En el plano económico, aseguró que desea que el impuesto sobre las propiedades, el IMU, introducido por el anterior Ejecutivo, sea «más progresivo», al tiempo que dejó claro que no prevé introducir una nueva tasa sobre la «riqueza móvil porque, simplemente, no se sabe a quién hacérselo pagar».
«Terminaremos de golpear siempre a aquellos que declaran todas sus rentas, por ello, debe emerger lo sumergido y se debe llevar a cabo una operación para la fidelidad fiscal», defendió el previsible futuro primer ministro.
Devolver la ilusión
Por su lado, Monti subrayó que en estas elecciones se enfrentan «reformistas contra populistas» y expresó su convicción de que «Italia tiene que renacer», para lo cual, los comicios deben ser «el punto de partida».
El dimisionario lamentó que las dos últimas décadas se han perdido debido a una «clase política inamovible que ha desanimado a todo el país y a quien por edad debería estar lleno de entusiamos y sueños», en referencia a los jóvenes.
Respecto al Partido Democrático, declaró que el voto al centro-izquierda «no puede ser útil» porque está aún «anclada en el pasado».
Por su parte, Berlusconi se vio obligado a cancelar su mitin de cierre de campaña por un problema en el ojo. El tres veces premier no asistió al acto porque su dolencia podría desembocar en un desprendimiento de retina en caso de no guardar reposo.
