Ha superado mociones de confianza; una insostenible crisis económica; casos judiciales de corrupción, cohecho y escándalos sexuales; insultos, agresiones verbales e, incluso, materiales (una persona le tiró una escultura, rompiéndole la nariz). Y, después de todo, se reponía. Parecía que Silvio Berlusconi podía con todo. Pero ayer se demostró que no es así. Y es que el primer ministro italiano tuvo que dar su brazo a torcer y, después de una dura sesión en el Parlamento, en la que quedó certificada la falta de apoyos que el premier tiene en su propio partido, con abandonos de varios diputados, al mandatario no le quedó otra alternativa que anunciar su dimisión. Eso sí, con una fecha desconocida, ya que aseguró que la renuncia se hará efectiva cuando las reformas económicas solicitadas por la UE sean aprobadas en el Congreso.
Así se lo hizo saber al presidente de la República, Giorgio Napolitano, con quien se reunió poco después de que la Cámara Baja aprobase los presupuestos para 2010 y Berlusconi perdiera la mayoría absoluta en el Hemiciclo.
Además, al tiempo que hacía este anuncio, el primer ministro también aseguró que la única posibilidad que contempla para superar la actual coyuntura es convocar elecciones anticipadas.
«Detrás de mí solo veo el voto», aseveró, aunque dejó esta decisión en manos del propio Napolitano.
«Después de aprobar la Ley de Estabilidad (de presupuestos), presentaré mi dimisión, de manera que el jefe del Estado pueda abrir las consultas y decidir sobre el futuro. No me corresponde a mí decidir qué tendrá que ocurrir, pero yo solo veo la posibilidad de comicios anticipados porque en este momento el Parlamento está paralizado».
Il Cavaliere reconoció que el Gobierno no cuenta más con mayoría: «Por tanto, con realismo, tenemos que tomar nota de esa situación y preocuparnos por lo que ocurre en Italia y por lo que está sucediendo en los mercados, que no creen que el país sea capaz de aprobar las medidas que la UE nos ha pedido. Creo que esto es lo primero que nos tiene que preocupar. Tenemos que demostrar que vamos en serio, lo más importante es el bien de la nación», agregó.
La maxienmienda a Ley de Estabilidad, que contiene algunas de las reformas económicas exigidas por Bruselas para superar la crisis financiera italiana, será presentada hoy por el Gobierno en el Senado y las votaciones se llevarán a cabo la semana próxima, según afirmó el relator de este decreto-ley, Massimo Garavaglia, de la Liga Norte.
La situación se derivó de la tensa votación que se vivió en el Parlamento, que sacó adelante las cuentas del Estado de 2010. Eso sí, con apenas 308 apoyos (hubo 321 diputados que no participaron), gracias a que la oposición decidió no emitir su sufragio.
Después de este desplante, al que se sumaron cinco miembros del Pueblo de la Libertad (PDL), del primer ministro, Berlusconi declaró que había tomado nota de que ya no tenía «mayoría» y de ahí que tomara la decisión de dimitir.
Horas antes, hasta su socio en el Gobierno, el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, ya le había aconsejado que se «echase a un lado» y dejase paso al secretario general del PDL, Angelino Alfano, como nuevo primer ministro. Ahora, parece que la decisión la tendrán los propios italianos.
«Traicionado».- El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, declaró ayer que «me han traicionado», después de que su Gobierno perdiera la mayoría absoluta en la importante votación celebrada en la Cámara de Diputados.
«¿Pero estos a dónde quieren ir?», preguntó Il Cavaliere a un grupo de diputados de su partido (Pueblo de la Libertad) en el Hemiciclo.
Después de la votación sobre las Cuentas del Estado de 2010, el mandatario fue directamente a controlar el listado de diputados y leyó los nombres de los 11 parlamentarios que no le votaron (cinco del grupo mixto, cinco de su partido y uno más que se abstuvo).
