El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), formado por los miembros del directorio de la entidad y los gobernadores de los bancos centrales nacionales, llegó a la conclusión en su última reunión de política monetaria, celebrada el pasado 8 de marzo, que sigue siendo necesario un alto grado de acomodamiento de la política monetaria con el fin de ayudar a la expansión económica y a la inflación, según reflejan las actas del encuentro.
“Se acordó ampliamente que un amplio grado de acomodación de la política monetaria sigue siendo necesario para acompañar la expansión económica y apoyar el alza de la inflación”, señala el documento, que refleja el temor de los banqueros centrales de que los cambios introducidos en su discurso puedan malinterpretarse.
En su análisis, los miembros del Consejo de Gobierno del BCE coincidieron en que más allá del horizonte previsto para el programa de compra de activos, que en principio acabará al final de septiembre, seguirá siendo necesario el apoyo de la política monetaria.
En este sentido, el BCE llevará a cabo durante un periodo prolongado de tiempo reinversiones de los vencimientos de los bonos adquiridos, mientras que prevé que los tipos de interés continuarán en los niveles actuales “mucho más allá” del final del programa de compra de activos.
De este modo, el BCE reforzará su intervención en el mercado con la reinversión de 174.000 millones de euros correspondientes a vencimientos de deuda durante los próximos doce meses, incluyendo vencimientos de 142.099 millones en su programa de compra de deuda soberana.
Por otro lado, los banqueros centrales subrayaron la necesidad de evitar que “se malinterprete” la retirada de su orientación sobre política monetaria del compromiso de ampliar el importe de sus compras mensuales si fuera necesario como una restricción de la capacidad del Consejo de Gobierno de reaccionar a potenciales ‘shocks’ si fuera necesario.
CONFLICTOS COMERCIALES
Asimismo, los consejeros del BCE expresaron su preocupación por la creciente amenaza del proteccionismo, señalando su preocupación acerca del incremento de los riesgos de conflictos comerciales, lo que podría lastrar la actividad de todos los países afectados.
En este sentido, los banqueros centrales señalaron que el impacto sobre la economía global y la zona euro dependería de la escala de los aranceles aplicados por EEUU y de las represalias adoptadas, advirtiendo del efecto negativo que las tensiones comerciales pueden tener sobre la confianza, aunque en el caso de la inflación el impacto del proteccionismo “es mucho más ambiguo e incierto”.
Al mismo tiempo, los banqueros expresaron cierta precaución ante la evolución más reciente del tipo de cambio del euro y de las condiciones financieras reflejando en parte la cambiante percepción sobre las políticas monetaria y fiscal, tanto domésticamente como a nivel internacional.
Por otra parte, el Consejo de Gobierno reiteró la necesidad de “intensificar sustancialmente” la implementación de reformas estructurales para incrementar la resiliencia de la eurozona.
