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Barrio de Arriba

Tan guapo como el hermano mayor

por El Adelantado de Segovia
29 de septiembre de 2024
en Provincia de Segovia
La monjas.

La monjas.

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Fotografías: Enrique del Barrio Arribas
Textos: Guillermo Herrero Gómez

Entre la Umbría y la Solana, la naturaleza modeló una concavidad. Casi en el fondo de ese valle, y siguiendo el mismo curso que una carretera, se sitúa el alargado Barrio de Arriba. Bajo un nombre en apariencia soso asoma un pueblo de gracia notable. El núcleo más pequeño del municipio de Valle de Tabladillo, siendo de la misma sangre que el ‘barrio de abajo’, comparte múltiples rasgos con su hermano mayor, si bien presenta una personalidad algo diferente, propia.

Panorámica del Barrio de Arriba.
Panorámica del Barrio de Arriba.

El caserío fue levantado en la parte baja de la ladera de la Solana. Las casas se encuentran, por lo común, adosadas por sus medianerías, formando una estirada alineación de dirección este-oeste cuya finalidad es lograr que las fachadas principales queden orientadas al sur, beneficiándose así en mayor medida de los rayos del sol. Al igual que ocurre en el ‘barrio de abajo’, las estancias principales de la casa se localizan en la primera planta, no en la baja. A pesar de que las casas están en la Solana, resultan muy frías, pues esa ladera cuenta con infinidad de manantiales, cuya agua va sorteando dificultades en su descenso hasta alcanzar el arroyo del Valle.

Aunque las remodelaciones realizadas en los últimos años en el conjunto arquitectónico de Barrio de Arriba han ocultado en numerosos casos la fisonomía primigenia de los edificios, todavía se pueden contemplar sobresalientes ejemplos de casas con muros de mampostería caliza en planta baja y entramado de madera en la primera planta, donde se abren galerías.

Arquitectura popular.
Arquitectura popular.

Puesto a elegir un elemento de este conjunto de arquitectura popular, el caminante se decanta por un viejo palomar, levantado aprovechando un solapo de la roca. Maravilla conocer que tal edificio sigue hoy conservando el uso original. Se encarga de su cuidado uno de los tres vecinos residentes en Barrio de Arriba, quien pone especial interés en cerrarlo a cal y canto la noche anterior a los días de caza, impidiendo así que las palomas salgan a la mañana siguiente.

Al margen de cuestiones arquitectónicas, y entrando ya en el modo de vida del vecindario, no hay diferencias entre quienes viven en el Barrio de Arriba y los que residen unos centenares de metros más abajo. La gente del Barrio de Arriba es, según la expresión de Marcial Peña, “muy del Valle de Tabladillo”, recalcando la inexistencia de desavenencias entre los dos núcleos. “La única actividad que realizamos de forma independiente los del Barrio de Arriba es una comida de verano, en las Erillas, en la que cada uno lleva algo de comida y allí se comparte”, explica Peña.

Por lo demás, el Barrio de Arriba es una auténtica caja de sorpresas. Resulta gratificante echar una parrafada con los vecinos, que son un auténtico pozo de sabiduría. Y luego, caminar por la senda del Fraile, disfrutando del panorama y respirando aire puro. ¡Ah! Y no se olviden de visitar el Buquerón.

Cascada del Buquerón.
Cascada del Buquerón.

El Buquerón
Quizá el rincón más bonito del Barrio de Arriba sea el Buquerón. Ir allí apenas requiere esfuerzo físico, pues se localiza a pocos centenares de metros del caserío, en la parte alta del pueblo, al otro lado de la carretera. La senda a recorrer, entre centenarios nogales y exuberante vegetación, resulta preciosa. Y, en un plis plas, uno se planta ante el Buquerón, por el que se despeña el arroyo de la Pecilga. Lógicamente, esta pequeña cascada resulta más amena en los meses de invierno, cuando abunda el agua. Pero cada estación tiene allí un atractivo diferente; en verano, por ejemplo, no es extraño mirar al cielo y descubrir la silueta del alimoche, el buitre sabio.

Ruinas de la ermita de San Cristóbal.
Ruinas de la ermita de San Cristóbal.

Las ruinas de la ermita de San Cristóbal
No tiene hoy iglesia el Barrio de Arriba. Pero tuvo una ermita, dedicada a San Cristóbal, cuyas ruinas se alzan en una pequeña colina situada a la vera de la senda del Buquerón. El intrépido andariego que se atreve a ascender hasta allí verá recompensado su esfuerzo con unas magníficas vistas. En una superficie aterrazada mediante muros de contención se levantó la ermita románica, de la que apenas quedan unas maltratadas paredes. Los más viejos del lugar afirman haber oído a sus mayores que allí se enterraba a los muertos del Barrio de Arriba.

Hundidas tenadas
Además de casillas, los pastores también levantaban tenadas, donde las ovejas dormían. Estas últimas construcciones eran bastante simples, pues únicamente requerían grandes piedras calizas recogidas en el entorno más inmediato para alzar sencillos muros, apoyados en no pocas ocasiones en las verticales paredes calcáreas o los solapos del valle. La cuasi desaparición de los pastores en las últimas décadas conllevó el abandono de las tenadas. Y, a falta de uso, han ido cayendo. Sus restos, hoy, quedan como una reliquia de un pasado no tan lejano.

La ciruela, una fruta cultivada desde antiguo
Sostiene Emilio Blanco que el gran valor de la ciruela claudia de Valle de Tabladillo es “su antigüedad”. “Lo relevante de este caso es que se han mantenido los frutales durante muchas generaciones, un trabajo que debe ser reconocido”, prosigue este afamado etnobotánico, quien insiste en que “las razas antiguas son más sabrosas que las nuevas, aunque producen menos”. “Yo destacaría –concluye- que en Valle de Tabladillo hay una producción de altísima calidad, muy pequeña, pero con un sabor extraordinario”.

Palomar.
Palomar.

Nueces, pequeñas pero sabrosas
“Estas nueces –aseguraba el bueno de Luciano Peña- pecan de pequeñas y no muy llamativas a la vista, pero cuando se prueban, ¡ojo!, son sabrosísimas”. “Las de California –añadía-, muy gordas y blanquitas, son paja comparadas con las de aquí”. Aunque el gusto de estas nueces ha permanecido invariable, no ha pasado lo mismo ni con su recolección ni con su venta. Antaño se vareaban los nogales para provocar la caída del fruto. Ahora, por la alta edad media de los vecinos, se deja que caigan las nueces. En cuanto a la comercialización, hubo un tiempo en que cada familia, después de lavar las nueces, las tendía al sol, a la puerta de casa, y los que pasaban por la travesía que cruza el pueblo compraban un puñado. Tan pintoresca escena desapareció hace ya años.

Molino de la Cerquilla.
Molino de la Cerquilla.

Los molinos harineros
A pesar de su escaso caudal, el arroyo del Valle tenía fuerza para mover unos cuantos molinos harineros. Todavía se pueden ver, en el Barrio de Arriba, las ruinas del molino del tío Macario, del que apenas quedan los muros perimetrales, y un poco más abajo, el llamado de la Cerquilla. En el barrio de abajo se sitúa el también arruinado molino de Anastasio, cercano al frontón, reconocible por una muela francesa apoyada en uno de sus muros exteriores.

El cañón del Fraile.
El cañón del Fraile.

El cañón del Fraile
Entre todas las sendas de la zona, una ha alcanzado gran fama: la del cañón del Fraile. Va desde el Barrio de Arriba hasta Castroserracín, siguiendo, aguas arriba, un pequeño curso de agua, el arroyo del Valle. La ruta se inicia en la parte alta del Barrio de Arriba, desde donde el excursionista debe penetrar en un estrecho valle, con restos de antiguas tenadas. Tras un buen tramo, se distingue la silueta del Fraile, una gran roca cuya forma se asemeja a la de un hombre vestido con hábito. Un poco más allá se encuentran las Monjas. Una tradición popular asegura que estas figuras están separadas por un castigo divino, pues “pecaron” y Dios decidió su separación y conversión en piedra. Más allá de leyendas, los geólogos Andrés Díez Herrero y José Francisco Martín Duque aseguran que la característica forma cilíndrica de estas figuras se relaciona con un tipo de roca calcárea, resistente a la erosión, quedando así restos no erosionados en las laderas. Siguiendo el encantador sendero del cañón del Fraile se alcanza la carretera que lleva a Castroserracín. O, si lo prefiere, el andariego puede regresar al Barrio de Arriba.

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Extraido del libro: El Ochavo de Cantalejo. Recorrido visual por un territorio histórico (2022)

Editado: Enrique del Barrio

https://enriquedelbarrio.es/tienda/libros/el-ochavo-de-cantalejo-recorrido-visual-por-un-territorio-historico/

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