Una caracola suena en el espacio de la iglesia de los Zuloaga o San Juan de los Caballeros. Su poder de evocación se amplía en el maravilloso ábside románico y nos invita a entrar en ´Barco`, y no queremos salir de él por más que otra vez la caracola al final de espectáculo nos anuncie que la diversión ha terminado.
Lo hemos pasado muy bien, pues ´Les hommes sensibles` son amantes del juego, sus mentes son ágiles, están despiertos y les gusta hacer cómplices de sus juegos a los demás. Los demás somos nosotros, espectadores de todas las edades. ´Barco` – ya nos lo cuentan ellos en su programa de mano – está dedicado al niño interior que habita en cada uno de nosotros.
Qué mejor que tirarnos al suelo en nuestra habitación y con lo poco que haya en nuestro baúl recrear lo que nos apetezca. Antoine Toulemonde es lo que hace. Antes, con la brisa de un ventilador, tumba las paredes de su habitación que no son ni más ni menos que esas cintas de casetes antiguas que se guardan aún en algunas casas y que colocadas bien pegaditas unas junto a otras, funcionan como un gigantesco dominó. ´Barco`, cuyo proceso de creación duró dos años y se estrenó en febrero del 2020, nace de los talleres que el colectivo ´ Les hommes sensibles` realizan en su ciudad de residencia: Marsella. Su autor e intérprete Jean Couchet-Guichot. El actor que lo ha defendido en la función de Segovia es Antoine Toulemonde. Pues se van turnando. Él nos rescata para llevarnos de vuelta al ´paraíso perdido`, entonces nos encontramos tirados en el suelo de nuestra habitación jugando con cualquier cosa, porque bien poco se necesita para pasárnoslo bomba, ni siquiera hacen falta los juguetes, porque los juguetes pueden inventarse de bobadas, restos, cosas encontradas en la basura… etc.
Poesía del objeto, del gesto, del cuerpo. Del suelo pasamos a una playa. Otro tipo de barcos navegan, nosotros mismos, espectadores sentados en las gradas parecemos un paquebote tirado por el mago Antoine y nos dejamos ir mar adentro, o, ´¡en tierra! Con los desperdicios tirados en la orilla, la imaginación (gran cualidad humana), y junto a los hombres sensibles – aquellos que al conservar y mantener su sensibilidad de niños reducen el efecto a veces invasivo de la testosterona – podemos construir un universo propio.
Para que el objeto nos hable es suficiente volvernos simplemente más contemplativos. Si algo tiene el teatro de objetos es que después de salir de ver un espectáculo con esta técnica miramos las cosas del mundo de otra manera. El teatro de objetos nos devuelve la mirada atenta, nos hace parar el tiempo, porque entre mirar y ver hay un tiempo, hay un perder el tiempo o perderse en él. Cuando eso ocurre la vida es más poética, más bella, más entretenida y graciosa. Y esto es lo que hacen ´Les Hommes sensibles` en ´Barco`. Anda qué ¡Cuánto tiempo perdido! ¡Habéis ganado! Los espectadores lo hemos pasado la mar de bien gracias a vuestra contemplación pausada y amable del mundo. Vosotros, tal y como proponéis en vuestro programa de mano, habéis despertado al ´ser sensible`.
Y desde luego, la sirena que creáis nos termina de hechizar, y nos la hubiéramos llevado a casa sino fuera porque es enorme, enorme tal y como deben ser las sirenas, del tamaño de un hombre más sus dos grandes aletas, si nos la llevamos puede tirar las cosas de los estantes. Sin un acróbata y bailarín que encarna a la sirena esto no hubiera sido posible. Es precioso entrar en el reino de las maravillas y ver a esta sirena moverse en el espacio, ver su flexibilidad y su fuerza, y los elementos en los que se mueve: el agua y la tierra. Los espectadores de ´Barco` damos fe de que el otro día en el museo Zuloaga vimos a una sirena de verdad. De verdad, sí. Ellas se ocultan de los hombres, pero el otro día, verbigracia, pudimos ver a un hombre sensible convertido en sirena. Después llegó una ballena gigante, y su muerte aplastada por el pequeño barco. Vimos su diminuto enterramiento alumbrado por unas velitas. Vimos a su espíritu salir de su cuerpo. Los hombres sensibles son tiernos. Sentado a mi lado había un espectador, un hombre sensible, un papá joven en cuyo regazo dormía su bebe, luego el bebe se despertó y me miró, yo también a él.
´Les hommes sensibles` está formado por un colectivo de gente, con una actividad social en su entorno importante y con sentido. Dicen que “lejos de ser machistas o revolucionarios, intentan conectar con un hombre de ´sens` poético, un hombre nuevo con toda su belleza y toda su tontería”. Dicen también que no son antifeministas sino todo lo contrario. Utilizan el arte y las emociones para sensibilizar a las personas sobre la necesidad de proteger el mar y sus alrededores. Eso entre otras cosas.
Gusta mucho ver a hombres sensibles. Y gustó mucho ´el barco` por su humor, su poesía, su sencillez. Por lo bien hecho que está. Por lo a gusto que salimos del teatro.
______
Ficha artística
TITIRIMUNDI
Museo Zuloaga
15 de mayo
´El barco´
Cia ´Les Hommes invisibles`
Autoria: Jean Couchet-Guichot
Interpretación: Antoine Toulemonde
Mirada exterior: Étienne Manceau
Elementos escénicos y coreografía gestual: Geoffrey Badel
Técnica: Chiara Luna May
Producción: Les Hommes Sensibles
