Reconozco que estoy en plena crisis de identidad. Tantos años en el fútbol sala de competición han derivado en un conflicto interno con este deporte y conmigo mismo. Actualmente me ubico en las Antípodas de su momento actual y todo lo que le rodea. Es una crisis de fe, de cansancio, de hartazgo, de impotencia, y sólo el compromiso adquirido en su momento me permite llevarlo en el día a día. Sí, para bien o para mal, soy de los que fui educado en el todopoderoso valor de la palabra, con todas sus consecuencias, y ahí seguimos.
En ocasiones me cuestiono si elegí bien mi carrera con el deporte correcto. Seguramente me pudieron las medias blancas de Arconada y la cercanía del pabellón Maristas, pero paralelamente en ese camino crecía embobado del balonmano con el mítico Atleti de Juan de Dios Román en el banquillo, Cecilio Alonso y Lorenzo Rico como busques insignia…y esa final de la Copa de Europa en el 85 frente a la Metaloplastika de Vujovic, Vukovic, Portner y Basic en portería. El Dream Team del Barça de Valero y las hazañas de la Selección hicieron el resto. Seguramente el disfrutar sólo como espectador, me ha permitido mantener un idilio permanente desde entonces con un deporte donde, a pesar de los contactos entre armarios empotrados, predomina la nobleza en cada acción, se castiga la exageración, desplazar el balón y los lanzamientos a la cara del portero.
Llama la atención como, jugándose en la misma cancha, puedes encontrarte con disciplinas tan opuestas, más allá de la forma de jugar. Qué envidia no poder importar algunas de las situaciones expuestas anteriormente, o simplemente el espíritu del parquet y la grada.
Alguien se imagina que la ceremonia post partido del “Guerreros Naveros”, donde ambos equipos pasan saludando a los espectadores y chocando sus manos, pudiera hacerse con la misma normalidad en otros deportes? Es posible que haya alguna excepción, pero en eso quedaría.
Sirva esta columna para mandar ánimos a Senovilla, Villagrán y sus chicos. Siempre en vuestro barco, amigos de La Nava. Feliz Navidad!
