La Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado (Avras) reclama “prioridad absoluta” para la ejecución de las obras de reforma de la cubierta del colegio Domingo de Soto, y insta a las instituciones involucradas, el Ayuntamiento de Segovia y la Junta de Castilla y León, a ser flexibles y buscar el entendimiento para terminar la intervención antes del inicio del curso escolar antes del inicio del curso escolar.
“Desconocemos en qué punto y momento de ejecución se encuentran las obras, pero solicitamos tanto al Ayuntamiento como a las autoridades de la Junta de Castilla y León que den prioridad absoluta a la reforma del tejado del colegio y que, si es preciso un gesto de flexibilidad e incluso de mayor aporte económico (al parecer son solo 10.000 euros lo que está en cuestión), no lo escatimen, por el bien de los usuarios del colegio y de las necesidades del barrio. Sean de las arcas municipales o de las autonómicas, en último término los dineros proceden de los mismos ciudadanos”, aseguran los representantes de Avras en un comunicado. “Reúnanse, enciérrense, hablen entre ustedes —piden los vecinos en el escrito—, pero no trasladen, por favor, a los ciudadanos, los problemas de entendimiento entre sus administraciones”. La asociación vecinal se ha hecho eco de la preocupación mostrada por los padres de los alumnos del colegio Domingo de Soto por la situación en que se encuentra el tejado del colegio, necesitado de una reforma completa. “Esta Asociación de Vecinos quiere unirse a la perplejidad de los padres y los profesores del centro, que no se explican cómo puede ponerse en peligro la seguridad de los alumnos y las condiciones de su enseñanza por la falta de entendimiento entre la administración autonómica y la local, ambas al servicio del mismo objetivo ciudadano”, subrayan.
Avras rehuye el debate competencial porque entiende que la solución debe salir de ambas instituciones. “No podemos concedernos atribuciones ni capacidad para dilucidar si es la Administración Autonómica o la Local la que tiene que resolver el problema; parece que lo lógico es que sean ambas. No se entiende que a ese objetivo común respondan como extraños, acometiendo la parte que cada uno asume a través de empresas distintas, con lo que se supone que aumentarán los gastos, y menos aún que no lleguen a acuerdos respecto de la parte que ninguno reconoce como responsabilidad propia. Mucho nos tememos que si los albañiles tienen el mismo problema que los políticos respectivos que les han hecho el encargo, no sean capaces de resolver el encuentro entre ambas empresas en el tejado».
