Frater de Segovia (Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad) concluye este domingo la celebración de sus 50+3 años de existencia. Lo hace con una Misa de acción de gracias en la Catedral, presidida por el Obispo de Segovia, D. César Franco y una comida de hermandad. A lo largo del día se puede visitar, en el claustro de la Catedral, la exposición sobre este acontecimiento.
El Padre Henri François, iniciador de la Frater en 1945 en Francia, escribía cada año desde sus comienzos, hasta poco antes de morir en 1986, un Mensaje de Navidad y Pascua y sobre otros acontecimientos del Movimiento. Les acerco hoy el Mensaje de Pascua de 1961:
AQUEL QUE SE ATREVE ES COMO EL ÁRBOL EXPUESTO AL VIENTO, PERO FIRMEMENTE ENRAIZADO.
“Atreverse… para ser.
`Aquellos que no se atreven a salir por miedo a romperse una pierna, como no salen, es como si se hubieran roto las dos´ (Turgot).
En primer lugar, he conocido a algunos que se han roto la pierna levantándose de la cama. Además, si salen, no es seguro que caigan. Si caen, no es seguro que se rompan una pierna. Si se rompen una pierna, no es seguro que se la arreglen mal. Y aun si se la arreglan mal, no están perdidos por ello. Les quedará esto: habrán visto su país, habrán comprendido que el mundo no gira sin ellos, que ellos están en el mundo.
Ya habréis comprendido, queridos amigos, que esta frase tiene un sentido simbólico y que ahora hay que desarrollarla.
No querer salir es no querer salir de sí mismo, no atreverse a ir hacia los otros, no atreverse a dialogar con los demás, en definitiva, no atreverse a fraternizar con ellos.
Y el motivo está muy claro: tememos que ello nos perjudique a nosotros mismos. No creo que hay muchos así entre los enfermos y discapacitados, pero en fin, para vacunarlos a todos contra ese microbio, y para alegrar a los que no han sido alcanzados por él, seguid mi razonamiento:
Rechazar el diálogo con los demás, no es únicamente rechazar la acción, sino también negarse a ser.
Ser es alcanzar la edad adulta, tener toda su personalidad.
Aquel que no se atreve está necesariamente incompleto. Hay en él posibilidades que se atrofian. Observad al que jamás ejercita un miembro, ¡en qué estado se encuentra dicho miembro! Aquel que ha estado varios años en la cama, cuando se levanta, no puede dar solo ni unos pasos, sus músculos están débiles.
Aceptar el diálogo, pero sólo con algunos, con los muy escogidos, esto todavía no es ser plenamente. Estas personas me recuerdan a plantas de invernadero, que tienen una bonita apariencia, pero a las que les falta un yo no sé qué de vigor, un aspecto de salud sólida, y a las que no nos atreveríamos a exponer a la intemperie.
El que se atreve, el que se mezcla con los demás, dialogando con todos, para llegar a fraternizar con todos, es el árbol que está expuesto al viento pero firmemente enraizado. El viento, la nieve, la lluvia no impiden las magníficas frondosidades, la abundancia de flores y frutos. Este sí que es.
Los Apóstoles, inmersos de lleno en el espíritu del Evangelio después de Pascua, nos dieron el ejemplo de tal impulso irresistible. El Señor resucitado, sin muchas explicaciones, les dijo: «Id por todas partes llevando mi mensaje: Dios es vuestro Padre. Sed hermanos los unos de los otros».
Ellos se atrevieron, pero manteniéndose bien unidos, pero apoyándose en Cristo. Y se convirtieron en hombres admirables, columnas de la Iglesia.
Buscad en seguida con quien os vais a unir para llevar la Fraternidad a vuestros hermanos y hermanas enfermos y con discapacidad. Si verdaderamente estáis solos, pensad en todos los que, estando lejos, piensan como vosotros, trabajan con vosotros.
Entonces, vosotros, enfermos y discapacitados, que pasáis por personas que sois menos, o incluso que no son, apareceréis claramente como aquellos que son porque se han atrevido a ser y aportan la vida al mundo”.
