Sergio García regenta una pollería en el mercado municipal de La Albuera y cuenta que el mes de enero tradicionalmente es bueno para la venta de carne de ave. “Es el mes del pollo”, confirma. También este año, al menos en su establecimiento: “Sí se nota que hay más compradores después de navidades” admite.
La razón es sencilla es carne blanca, digestiva, para toda la familia y, sobre todo, barata. De hecho, muchos segovianos comentan que el pollo, preparado de muy diversas maneras, es un plato “de los fijos” en el menú semanal y en los últimos años se ha convertido en una de las principales fuentes de proteínas, sino la única, para algunas familias, atrapadas en “el mes del pollo”.
Sin embargo, Sergio destaca que las ventas de carne de ave también han bajado si se compara con las de antes de la crisis económica en establecimientos como el suyo, debido a la fuerte competencia de grandes superficies, “que compran al por mayor camiones enteros y pueden bajar más el precio, supongo”.
Precisamente en un hipermercado, una ‘tienda descuento’ —negocio que ha crecido durante la crisis y en expansión todavía en España—, hacían su compra el pasado viernes Roberto Melones y su mujer, Mónica, padres de una niña de siete años y esperando otro miembro en la familia para este año. Sus únicos ingresos son la prestación de desempleo de él y con eso tienen que hacer frente al alquiler de la vivienda, en un pueblo próximo a Segovia, los gastos corrientes fijos (luz, agua, etc.), alimentación, vestido, calzado, etc.
Al igual que muchas otras familias en situaciones similares, Roberto reconoce que tienen que hacer un esfuerzo para ajustar los gastos a los ingresos. “En alimentación compramos más o menos lo mismo que cuando tenía trabajo —es operario de grúa del sector de la construcción—, pero sí compramos en tiendas más baratas y comparamos precios”.
“Hemos tenido que quitarnos de cosas como la telefonía móvil, por supuesto también de internet en casa y no salimos, tenemos un bar justo debajo de casa pero en esta situación no vamos a gastar en chatos”.
Sin duda una de las situaciones más duras por las que tiene que pasar esta pareja, que afronta los ajustes de la economía doméstica con entereza y sin aspavientos, es hacer comprender a su hija, todavía pequeña, que algunas cosas no puede tenerlas, por eso en Reyes “ha habido más gastos que los habituales”. Con la ilusión infantil no se puede jugar, convienen.
A Roberto y Mónica les preocupa el futuro pero no pierden la esperanza en que la situación mejore. No les queda otra que tener confianza y, por ejemplo, comentan que si fuera necesario no creen que sus familias puedan ayudarles: “Están todos más o menos igual”, afirman.
Apoyo familiar. Precisamente la ayuda familiar esa siendo una de las constantes en estos años de crisis. Víctor es licenciado en Historia del Arte y actualmente hace un ciclo de Revestimientos Murales en la Escuela de Arte y Superior de Diseño ‘Casa de los Picos’ de Segovia. El y su hermano, que busca trabajo, viven en Segovia, “en la casa de los abuelos” y reciben una asignación mensual de sus padres, que residen fuera de la ciudad, para todos sus gastos.
“Para nosotros la cuesta de enero no existe, o poco; además en Reyes no ha habido regalos ni hemos tenido gastos extra en diciembre. Sabemos que tenemos una cantidad fija y tenemos que ajustarnos a ella. No lo pasamos mal pero tampoco estamos sobrados”, afirma Víctor, quien destaca que “hay muchas familias así en España, padres que mantienen a sus hijos, porque hay un problema con el empleo, más grave con el de los jóvenes. Si no fuera así —sin el apoyo económico del entorno familiar— no se qué pasaría”
Eso mismo señala Victoria, viuda, quien con su pensión —la pensión media de viudedad en Segovia es de sostiene la economía doméstica formada, además, por un hijo de edad madura soltero, en paro y con la prestación agotada. “Llegamos a fin de mes muy justos, haciendo milagros como antaño y mi hijo, ni para sus gastos tiene”, asegura.
Juan José Álvarez, pensionista jubilado, es de quienes piensan que este colectivo puede hacer frente a los gastos sin sacrificios, aunque puntualiza que “igual que antes no vamos a estar porque si la vida sube un 3 por ciento y la pensión la suben el 1 por ciento, se notará, hay que mirar un poco las compras, economizar, tirar de las marcas blancas y no gastar a lo tonto. Pero no ahora, es algo que he hecho siempre. He trabajado toda mi vida y nunca he gastado más de lo que ingresaba”.
Carmen salía ayer de un supermercado en el barrio de La Albuera convencida de que “la cuesta de enero siempre se nota, todos los años y en mi caso este enero más porque soy funcionaria y no he tenido paga extra”. La solución: “siempre tiendes a recortar un poco los gastos en lo más superfluo, no en la alimentación”.
Muy cerca, en el Mercado Municipal, Aníbal, propietario de la carnicería del mismo nombre confirmaba que “las ventas están flojas, este año más todavía y se nota, por ejemplo, que los funcionarios no han tenido una paga, porque si tiran de tarjeta en diciembre luego tienen que hacer frente a los pagos. Espero que el año vaya mejorando. Antes decías que era flojo enero, febrero, pero que mejoraba marzo, abril, agosto y diciembre pero ahora ¿cuál es el mes bueno? La temporada navideña ha ayudado algo pero no tanto como antes”.
Tanto Aníbal como otro compañero de mercado, Sergio García, de ‘Gourmet del Pollo’, coinciden en que los compradores miran y preguntan, casi siempre, por los precios. “Antes compraban y ya está, sin preguntar”, sentencia éste último.
