Desde aquel abrazo entre Sánchez e Iglesias a las 48 horas de las elecciones de noviembre de 2019, los españoles estamos sufriendo el peor Gobierno de la historia.
Recuerdo perfectamente el debate de investidura, y cómo por 167 votos a favor y 165 en contra, Sánchez era investido presidente. Al Concluir el debate de investidura, la cuarta planta del Congreso de los Diputados era una fiesta al grito de ¡Sí se puede! y con los puños en alto por parte de los diputados y simpatizantes de Podemos.
Los herederos de Fidel y Chávez en España conseguían así su objetivo de entrar en el Gobierno y en las instituciones, con cuatro ministerios de los 22 que se iban a repartir.
De nada sirvió las promesas de un Sánchez, que dijo que nunca pactaría con el populismo, y que no dormiría por las noches con Podemos en el Gobierno o que con Bildu no pactaría, solo por poner algún ejemplo. Hoy los que no dormimos tranquilos somos los españoles, y la nueva ley de las familias aprobada el pasado martes en el Consejo de ministros es un ataque final a una institución legendaria que quieren hacerla desaparecer con el único objetivo de construir una sociedad de personas aisladas y manipulables.
La familia es una institución clave para el desarrollo de la persona. En el seno de la familia los padres educan a sus hijos de acuerdo con sus valores. La familia es la primera institución asistencial, sus miembros se apoyan entre ellos, proporcionándose ayuda material y moral ante las dificultades, de ahí que no les guste y quieran imponer un modelo diferente de lo que es la familia, desvirtuando lo que históricamente siempre ha sido así, por hasta once modelos distintos, donde suprime el concepto de familia numerosa. Hoy tener hijos estará penado.
Además el CGP ha advertido al Gobierno de que pueden generar «confusión, inseguridad jurídica y desigualdad» y «rebasar el marco constitucional».
Pero esta desfachatez que lleva a cabo el Ministerio de Ione Belarra es otra prueba más, como lo han sido la ley del solo sí es sí, la ley trans o la de bienestar animal, de cómo la influencia de la izquierda más radical y más recalcitrante está imponiendo sus porquerías ideológicas, con el beneplácito de un Sánchez que mira para otro lado, pues su ego y sus ansias de poder son prioritarias a costa, en esta ocasión, de las familias españolas.
Esta ley de familias es una ley puramente ideológica, elaborada, por cierto, con una técnica legislativa pésima, llena de duplicidades normativas, de solapamientos y de injerencias en las competencias de las comunidades autónomas, y este caos jurídico al que nos tiene acostumbrado este Gobierno nace con la excusa de otorgar permisos, ayudas y más falsos derechos, con el objetivo de continuar su proyecto de ingeniería social para destruir la familia. Esta ley llama familia a cualquier forma de convivencia y cuando todo es familia nada lo es. De esta forma vacían de significado la institución más importante de la sociedad para anularla. En este proyecto de ley, como es habitual, se discrimina al hombre, pues da un trato especial a las familias en que la madre es víctima de violencia doméstica, ningunea las familias numerosas, promueve el aborto y, lo más grave, adoctrina a nuestros hijos que se ven expuestos al adoctrinamiento del Gobierno vulnerando nuestro derecho constitucional a educarles según nuestras convicciones.
Que no te engañen, el Gobierno finge proteger a los más vulnerables, pero es mentira. El único fin es destruir a la persona, al matrimonio y a la familia.
Una vez más, desde VOX denunciamos este ataque a una institución fundamental de nuestra sociedad, y nos comprometemos a derogar, cuando los españoles nos otorguen la confianza y fuerza necesaria, toda la porquería legislativa, la apruebe PSOE, Podemos o cualquier otro partido.
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(*) Diputado Nacional de VOX por Segovia.
