El Ayuntamiento a través de la Concejalía de Servicios Sociales, Igualdad, Sanidad y Consumo, entonces dirigida por el edil socialista Andrés Torquemada, inició en 2016 una serie de iniciativas para controlar con mayor eficacia las colonias de gatos urbanos del municipio, presionado por asociaciones, voluntarios, amantes de estos felinos en general y también por colectivos vecinales que actuaban como portavoces de ciudadanos descontentos. Pero no fue hasta 2018 cuando se empieza a perfilar un plan para la gestión de las colonias y para ampliar y mejorar las intervenciones del programa CES (captura, esterilización y suelta). Los años van pasando y los objetivos todavía están lejos de cumplirse.
La Asociación para la defensa de los animales de Segovia (más conocida como Protectora) hizo público en 2017 un ‘Proyecto para el control de colonias de gatos callejeros’ que, junto a otras aportaciones, es una buena guía para conocer lo que se ha hecho y lo que queda por hacer, que en materia de sensibilización e información todavía es mucho, algo en lo que coinciden asociaciones y cuidadoras voluntarias (hay una aplastante mayoría de mujeres) e incluso la actual concejala del área, Ana Peñalosa, de IU.
En lo que no hay tanto consenso es en los recursos económicos, sanitarios, materiales, etc. que tienen que dedicarse a estas colonias de gatos urbanos, teniendo en cuenta que fuentes municipales estiman que hay entre 70 y 80 colonias en todo el municipio y que la cifra de gatos que vive en la calle podría alcanzar o incluso superar los 2.500, aunque es difícil conocer su número exacto porque con la pandemia se produjo un incremento al no realizarse durante meses el programa CES.
Peñalosa anuncia una campaña de información y sensibilización dirigida a la ciudadanía todavía sin fecha de inicio aunque a la concejala le gustaría arrancar a mediados de septiembre. “Es una iniciativa consensuada con las cuidadoras de colonias y responde a su solicitud porque a veces tienen que vivir situaciones bastante desagradables. Ellas se encargan de alimentar y de dar agua día a día a los gatos y hay personas que no son amigas de los gatos y surgen discrepancias, de ahí la necesidad de dar a conocer ese trabajo que es muy serio y que sigue un protocolo guiado por la Concejalía”, explica.
Esta responsable municipal incide además en que los segovianos conozcan que hay una inversión municipal para el control de las colonias y, sobre todo, los beneficios que aportan a la ciudad los gatos que forman parte de la fauna urbana y son responsabilidad de la humanidad, ya que son animales domésticos que han sido abandonados o proceden de gatos abandonados, lo que ha motivado que regresen a un cierto estado salvaje primitivo.
En el actual mandato corporativo, solo en la contratación de dos profesionales veterinarios el Ayuntamiento ha gastado 48.000 euros en tres campañas CES, de 2020 a 2022.
Desde la asociación Angeles Callejeros de Segovia —una de las tres que colabora en las campañas CES—, su vicepresidenta, Patricia Esquiliche, advierte que este programa no abarca los 12 meses del año “porque el presupuesto para esterilizaciones no da” y lo normal es que durante varios meses de invierno no se lleven a cabo capturas. Eso ha llevado a una situación de descontrol de la población, afirma, que se ha agravado con la pandemia, tanto por los meses de confinamiento en los que no se intervino, como por los abandonos, que en su opinión han aumentado mucho, así como por falta de coordinación.
“Las colonias no se pueden dejar a medias porque cuando regresas hay bastantes cachorros”, afirma.
Esta asociación reclama también recursos para que asociaciones como la suya, que no tienen refugio y trabaja con casas de acogida, o las cuidadoras de colonias, no tengan que pagar de su bolsillo tratamientos veterinarios o para eliminar parásitos, vacunas, etc. Solicita también un espacio en un edificio cedido por el Ayuntamiento para que los animales puedan recuperarse después de la esterilización. Hace tiempo disponían del antiguo parque de bomberos pero desde que se destinó al voluntariado de Protección Civil carecen de un local.


En cuanto a las colonias las situación es dispar. No es lo mismo la de ‘Las Supremas de Zamarramala’, que gestiona Yasmín Yuste, en un entorno rural donde el vecindario está acostumbrado a convivir con gatos y otros animales, a las situadas en el recinto histórico o en otras zonas de la ciudad. Lo que sí dejan claro desde asociaciones y voluntarias es que las cuidadoras tienen un carnet para alimentar a los gatos, siempre alimento seco (pienso), que retiran cuando terminan de comer. Nunca hay que dejar restos de comida en la vía pública.
