El español Rafa Nadal lamentó ayer la enésima suspensión de su partido de octavos de final del Abierto Estados Unidos, a causa de la lluvia, y reclamó que los tenistas deben estar unidos y no aceptar jugar en condiciones que puedan poner en peligro su integridad física.
El número dos del mundo paró su partido ante el luxemburgués Gilles Muller, cuando perdía por 3-0, al dirigirse al árbitro para decirle que en esas condiciones no era seguro seguir en la pista. Éste decidió suspender el encuentro, y una parte de los aficionados abucheó al tenista español cuando se retiraba hacia los vestuarios.
«No podemos aceptar estas cosas. Tenemos que estar todos unidos y no que sea Rafa Nadal el que diga que no se puede jugar», explicó el defensor del título.
Sin embargo, el zurdo de Manacor matizó que es un profesional y que si tiene jugar bajo la lluvia, lo hará. «Yo amo este torneo y me hace mucha ilusión siempre jugar en esta pista», manifestó.
Al ser cuestionado por su mal arranque, el balear reconoció: «Probablemente empecé un poco distraído, con las dos dobles faltas, pero no es una situación nueva para mí porque él es un jugador muy bueno. He de esperar mi momento porque éste es un partido a cinco sets».
Mientras tanto, Andy Roddick, que ganaba 3-1 al español David Ferrer antes de la suspensión, también se puso del lado de Nadal, al igual que el serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray. «Creo que es una discusión abierta si la cancha estaba en condiciones de jugar o no, y eso probablemente demuestra que no se podía jugar», matizó el estadounidense. «Entiendo que deban mostrar tenis en la televisión, entiendo el coste comercial del asunto, pero lo principal es que los jugadores estén seguros», concluyó.
