Ponerse frente a un novillo sin escudo, ni siquiera un capote o una muleta, calcular la embestida del animal, la velocidad y el momento exacto en el que va a llegar a tus pies y entonces… esquivarlo.
Esa es una de las sensaciones que más le gustan a Javier Olmos, un joven cortador de novillos que este año está realizando una gran temporada, ya que ha ganado varios concursos y ha logrado clasificarse para dos grandes torneos, la final de la Liga de Corte Puro que se celebrará en Valladolid el próximo mes de septiembre y el Campeonato de Cortes de Francia —uno de los más relevantes del panorama internacional—, donde será el único segoviano.
“Esta temporada va bien, me van saliendo muchas cosas, tengo más concursos, como Peñafiel, Cantalejo, Carbonero o el que se celebra en el barrio de San Lorenzo (Segovia Capital)… Y los más importantes para mí que son la final de Valladolid, ya que no llega cualquiera a la final —ya participó en la edición de 2011—, y el de Francia”, explica Olmos.
El cortador confía en quedar en un buen lugar en la final de Valladolid este año, ya que son varios los concursos que ha ganado esta temporada, como el de Guarrate (Zamora), o en los que ha quedado en una posición destacada, como los de Tordesillas (Valladolid) o Benavente (Zamora). En Cuéllar, aunque no ganó la edición de este año, consiguió el premio al cortador más regular.
Y para estar en lo más alto, Olmos tiene claro que lo más importante es “hacer mucho deporte. Yo corro, monto en bici y entrenamos con los carretones para ir cogiendo la distancia y ensayando las figuras. Luego las mejoramos en las fincas, con vaquillas y vacas”, explica.
Así, con tesón y constancia, el segoviano se está haciendo un hueco en el panorama nacional de los cortadores, donde su nombre cada vez es más conocido, porque, como él mismo explica, “si no haces finales o premios no tienes muchos concursos, pero si haces buenas actuaciones te llaman empresas para plazas más importantes y para ciudades grandes”, un sueño que para Olmos se está convirtiendo ya en una agradable realidad.
