El pasado sábado el segoviano Miguel González Rojo, profesor de la Escuela Segoviana de Socorrismo intervino y ayudó al equipo de salvamento de la playa de Gandia al rescate de un adulto y tres niños, que sujetos a un flotador hinclable luchaban por permanecer lejos de las rocas de la escollera.
Cuenta González Rojo en el blog de la escuela Segoviana de Socorrismo, que se encontraba en la localidad valenciana disfrutando de unos días de descanso cuando presenció el suceso y “se me activaron todas las alarmas y me dirigí nadando con rapidez hacia la escollera, aunque la lancha de Cruz Roja ya salía hacia ellos”.
Como buen socorrista no tuvo otro pensamiento que acercarse a ofrecer su apoyo y ayudar a esas cuatro personas. “Observando como los socorristas de la lancha parecían no decidirse a entrar en el agua, me acerqué con decisión porque el peligro aumentaba por momentos”, señaló en el blog.
Un joven que se acercaba con una moto acuática trató de separar a esas cuatro personas de las rocas y así, el socorrista segoviano junto con otro de ellos, puedieron hacerse cargo de dos niños, y la moto acuática del tercero y el adulto, saliendo rapidamente hacia la orilla. “El conductor de la moto incluso volvió a prestarme ayuda, pero me encontraba ya cerca de la zona poco profunda y, por si acaso, le indiqué que fuera a ayudar al otro socorrista que venía más atrás” explicó González Rojo.
¿Por qué razón no entró al agua uno de los socorristas de la lancha, o por qué tardó tanto tiempo en hacerlo?, ¿cómo no se utilizó una moto acuática con camilla hawaiana que estaba disponible en uno de los puestos cercanos?; son algunas de las preguntas que González Rojo se planteó. Explicó que “tampoco entiendo como el resto del personal no entró al agua a echarnos una mano a los que veníamos remolcando y como poco después, la zona seguía con bandera verde cuando debería haber sido, al menos, amarilla, y sin que los socorristas estuvieran prestando una atención o medidas especial de prevención, a pesar del riesgo evidente de las corrientes y el oleaje”
La buena noticia es que todo quedó en un susto y que el socorrista segoviano ha destacado que “no espero felicitaciones, para mi lo importante es saber que he cumplido con mi deber como socorrista y esa sensación del deber cumplido, de haber hecho lo que había que hacer y lo que tantas veces he repetido en mis clases como profesor de salvamento acuático a mis alumnos de la Escuela de Socorrismo”.
Para ello Miguel González ofrece una serie de recomendaciones a los bañistas: atender a las indicaciones de la instalación y del personal de salvamento, no bañarse en lugares alejados, vigilar a los niños, nadar donde se haga pie, no asumir riesgos ni dejar que los demás lo hagan. El socorrista asegura que los ahogados “no parecen ahogarse ya que a menudo pareen estar jugando y ante un posible ahogogado actuar con rapidez y precaución”. Hay que adoptar todas las medidas de autoprotección y colaborar para que los demás se comporten y se vigile por la seguridad de todos
Estas indicaciones por parte del profesor de la Escuela Segoviana de Socorrismo son consejos que el bañista debe seguir ya que el exceso de confianza en el agua puede llevar a situaciones como la de la playa de Gandia.
