Ayer se constituyó oficialmente la Fundación Caja Segovia con el nombramiento del Patronato, órgano integrado por 15 miembros que se encargarán de administrar y representar a la institución heredera de la Obra Social de Caja Segovia. El principal reto al que se enfrenta la Fundación es la delicada situación económica con la que nace. Así lo reconoció Javier Reguera, que hizo de portavoz ante todo el Patronato nada más constituirse éste. La Fundación se creó con la firma de todos los nuevos patronos en presencia del notario José María Olmos Clavijo.
La nueva entidad arranca como fundación de carácter ordinario tras perder la antigua Caja Segovia su participación accionarial en el Banco Financiero y de Ahorros (BFA). Antes de la intervención del Estado para rescatarle, Caja Segovia representaba el 2,01 por ciento de la socidad.
Esta calificación de fundación ordinaria la permite disponer libremente del patrimonio adscrito, como sus inmuebles y algunas colecciones artísticas. La dotación fundacional del patrimonio está valorada en 6.557.295 euros. Pero la liquidez disponible es sólo de 30.000 euros.
De este modo la Fundación no nace con un pan bajo el brazo, como se preveía en un principio, sino todo lo contrario. Es deficitaria a pesar de no haber tenido que afrontar aún el grueso de la deuda de 6,8 millones “heredada” de la última etapa de Caja Segovia. Es la rémora del préstamo hipotecario suscrito con Bankia y que hay que liquidar en los próximos años.
Sólo este año la Fundación deberá pagar 162.000 euros de intereses, pero la antidad se elevará dentro de cuatro años, cuando venza el período de carencia. Además ha de afrontar el pago de las nóminas de los seis empleados que integran la plantilla, así como los gastos que generan los inmuebles. Su única fuente de ingresos actual son los alquileres de algunos inmuebles que se han logrado arrendar, como el edificio de Fernández Ladreda a la marca Cortefiel, locales a la Universidad de Valladolid (UVa) o dos oficinas que ocupa Bankia en la Plaza de San Facundo de Segovia y en Ayllón.
Reguera explicó que la Fundación arranca “con muchas expectativas y ganas por sacar adelante iniciativas para Segovia”, pero también con problemas que hacen «inciertos» el presente y el futuro de la institución. Por ello no descartó la venta de inmuebles.
Recordó el “difícil trabajo” que ha tenido que hacer la gestora provisional durante el último año y medio de actividad en los que que lleva atendiendo los requerimientos económicos y judiciales que afectan a la entidad. Aún así señaló que no les consta que existan demandas por impago de tasas o deudas generadas por algunos de estos inmuebles que forman parte del patrimonio de la Fundación.
También han tenido que reducir al máximo los gastos y para ello ha adelgazado su plantilla hasta los seis empleados actuales de los 15 que llegó a tener. Esperan poder lograr nuevos alquileres de otros inmuebles, como el Torreón de Lozoya, que se ha cedido en algunas ocasiones puntuales. El nuevo Patronato tendrá que aprobar las tasas que se apliquen para llevar a cabo estos alquileres en los que la Fundación tiene depositadas todas sus esperanzas.
