En un mundo tan artificial y precocinado como el que vivimos, de vez en cuando vale la pena echar la vista atrás y poner en valor trabajos ancestrales ya desconocidos por las nuevas generaciones. A ese empeño se dedica FEMUR (Federación Española de la Mujer Rural) desde hace cerca de tres décadas con una Feria Internacional de la Mujer Rural (Pronatura) que sirve como trampolín para que estas féminas olvidadas puedan mostrar al mundo sus productos artesanales, confeccionados y cuidados con esmero. Una feria con base en Segovia desde 1998 que en esta edición número 28 toca a su fin pues el nuevo emplazamiento de la Plaza Mayor en detrimento de la zona del Acueducto resta visibilidad en el objetivo de llegar a la mayor cantidad de público posible.
Por eso, en la inauguración de este viernes al mediodía en la mencionada plaza segoviana se respiraba un amargo sabor de despedida, por ejemplo en las palabras de las luchadoras que este tiempo lo hicieron posible. Como Elena García Gil, secretaria general de FEMUR, quien dio la bienvenida a las mujeres que integran la feria, el “motor de vuestros pueblos y razón de ser de FEMUR. Celebramos 28 años de celebración de una feria que ha dado muchas satisfacciones y que será la última, al menos con este formato. La mujer rural ha ido ganando presencia social en los últimos años gracias a una lucha continuada en la que demostró ser emprendedora e imaginativa”. Agradeció la presencia de representantes de la Diputación, como Magdalena Rodríguez, de Desarrollo Rural; o Azucena Suárez, concejala de Servicios Sociales, Igualdad y Barrios, entre otras instituciones, además de a las empresas solidarias, Ongs, IE University, etc. También tuvo un recuerdo especial para las mujeres rurales de Cáceres, Zamora y León e incidió en que el cambio de ubicación fue básico en el punto y final de esta iniciativa que la distingue de otras pseudoferias.

Después fue el turno de Juana Borrego, presidenta nacional de FEMUR. Reconoció que no es fácil decir adiós después de casi tres décadas de historia en Segovia, una historia única en el panorama nacional. “Esta feria nació en 1998 con un sueño, un sueño de esperanza con el apoyo de mujeres que querían abrir las puertas a lo rural, mostrar al mundo su talento, su capacidad de transformar lo que nos regala la naturaleza en productos artesanales cargados de tradición. Ese sueño se cumplió en Segovia durante casi tres décadas, convirtiéndose en un punto de encuentro internacional, un escaparate para su creatividad”, repasó la directiva antes de nombrar países partipantes como Panamá, Filipinas, Uruguay, República Dominicana u europeos como Francia y Alemania. “Gracias por creer en FEMUR y en el papel imprescindible de las mujeres en la lucha por su desarrollo personal y la igualdad e independencia económica. Esta despedida es para las trabajadoras de FEMUR y doy las gracias a las artesanas que mostraron al mundo su creatividad y el amor por sus raíces. Un ejemplo de orgullo y resiliencia. Cerramos la feria este año, pero lo sembrado seguirá vivo”, continuó.
La concejala Azucena Suárez añadió que esta feria es mucho más que un punto de encuentro. “Es un escaparate del talento, del esfuerzo de las mujeres rurales llegadas desde todos los rincones del mundo con sus productos y sobre todo con su historia y capacidad de transformación social”.
Desde miel a pomadas
¿Y qué puede verse en la Plaza Mayor de Segovia durante estos tres días? Hay de todo, desde productos típicos como la miel a ungüentos naturales con múltiples aplicaciones.
Rocío Álvarez es de un pequeño pueblo de la campiña segoviana, Marazuela. Su stand exhibe una miel muy especial, a partir de colmenas propias del pueblo, un obrador y un toque gourmet que la hace diferente, con sabores variados como arándanos, canela, vainilla, etc. Como define, “son mieles crudas de la colmena, sin manipular y mantienen todas las propiedades y levaduras vivas. Ideal para mejorar el sistema inmunológico. Todo de forma manual, artesanal y con mucho mimo”. Consciente de la dificultad para publicitar y distribuir su producto, el gran caballo de batalla de ella y sus homólogas, valora y agradece la oportunidad que le concede Pronatura de expandirse más allá de su población. “En nuestros pueblos tenemos muy poca visibilidad y nos interesa darnos a conocer”.
Algo similar sucede con Purificación Casero, palentina de la localidad de Villaviuda, que perpetúa la tradición familiar (su madre y abuela) con un laboratorio de donde emana ‘La pomada de la Pura’, que describe como “casi mágica. Hecha con cera de las abejas, aceite de almendras y unas veinte plantas medicinales, sin el agua típica con la que emulsionan las pomadas. Es diferente, como un botiquín”. Antiinflamatoria, calmante, cicatrizante, antiséptico, contra el picor y el escozor, la artrosis, quemaduras, etc. Casi es mejor preguntarle para qué no está indicada. Eso sí, como apostilla, “para las cosas gordas, mejor ir al médico”, subraya Puri, que también ve positiva esta oportunidad ya que ella no cuenta con los medios de una gran empresa.
Casi 30 años de historia
La edición de este ciclo cierra una exitosa travesía de casi tres décadas de puesta en valor del desempeño de las mujeres rurales y sus artesanos productos, mujeres llegadas de numerosos rincones del planeta a la caza de independencia e igualdad de género. Para este certamen se ha contado con la colaboración de empresas como Drylock Technologies, Naturpellet, IE University, Caja Viva-Caja Rural o el Restaurante José, según informa la organización. Cuenta en esta ocasión con medio centenar de expositores, pero va más allá de la simple exposición de productos ya que está previsto un programa de actividades, exhibiciones y otros actos lúdicos, musicales y charlas.
Se calculan en unos 1.600 los productos tradicionales que el visitante podrá contemplar o comprar, entre los que hay expositores de alimentación con encurtidos, empanadas, miel, conservas de pescado, garrapiñadas, pan de higo, etc. Una feria que podrá visitarse de viernes a domingo en la Plaza Mayor segoviana, con horario de 11.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 horas, además de alguna mesa redonda el sábado a las 16.00 en el restaurante José o la ponencia del domingo repitiendo horario y ubicación, entre otras actividades encaminadas a dar voz y visibilizar el trabajo de unas mujeres rurales que pelean desde hace años por superar las adversidades históricas y de estos últimos casi 30 años.
