Los habitantes de las Malvinas no quieren ser argentinos. Así lo demostraron en el referéndum que se celebró entre el domingo y el lunes en la colonia y en el que el 98,8 por ciento de la población apostó por continuar con el estatus político de las islas como territorios británicos de ultramar.
La consulta, que no es vinculante, fue rechazada ayer por el Gobierno de Buenos Aires.
Las también llamadas islas Falklands tienen una población de 2.500 personas, de las que 1.650 están habilitadas para votar. De ellas, acudieron a las urnas 1.517, lo que supone un 92 por ciento de participación. Según los datos aportados por las autoridades, solo tres ciudadanos emitieron un sufragio contrario a continuar bajo dominio del Reino Unido.
Los malvineses, también conocidos como kelpers, pretenden así mandar un aviso al Ejecutivo de Cristina Fernández para que frene sus aspiraciones de recuperar la soberanía de la colonia.
«Esperemos que esto envíe al mundo el mensaje de que nuestro destino está en nuestras manos», señaló un portavoz del Gobierno de Puerto Stanley. «Somos una comunidad próspera, dinámica, de distintas partes del globo. Queremos tener una relación normal de vecinos con Argentina», agregó.
«Nuestro futuro ya es brillante. Esperamos que esta votación nos dé el mandato para asegurar ese futuro en adelante», añadió.
180 años de disputa
El archipiélago de las Malvinas está ubicado a unos 400 kilómetros de las costas argentinas, pero se encuentra desde 1833 bajo dominio británico.
En 1982, la dictadura que gobernaba en el país sudamericano intentó recuperar las islas mediante una invasión que desató una guerra con el Reino Unido, que a lo largo de poco más de dos meses de conflicto bélico le costó la vida a 649 argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños.
En el 30 aniversario de los combates, el año pasado, Cristina Fernández llevó el caso a la ONU. Este año, le envió una carta al primer ministro británico, David Cameron, en la que le pidió «poner fin al colonialismo» de Londres.
La consulta de autodeterminación fue considerada desde Buenos Aires como otro desafío. Según el canciller del país, Héctor Timerman, la nación anglosajona «carece de derecho alguno para llamar a referéndum».
Mientras, el propio David Cameron defendió que «los isleños no podían haber hablado más claro». «Quieren seguir siendo británicos y ese punto de vista debería ser respetado por todo el mundo», agregó el premier en clara alusión a la postura tomada por el Ejecutivo argentino.
En el mismo sentido se expresó el ministro de Exteriores, William Hague, quien dio «la bienvenida al resultado, que demuestra más claramente que nunca que los ciudadanos de las Falkland desean seguir siendo un territorio de ultramar del Reino Unido».
