A las 10,30 de la mañana, la tranquilidad sabatina en Torrecaballeros se rompía ayer de forma abrupta cuando un vecino hacía el sorprendente y peligroso hallazgo de dos granadas depositadas junto a un contenedor de residuos en pleno centro del pueblo.
Ante la posibilidad de que pudieran explosionar, la Guardia Civil acordonó la zona y estableció un perímetro de seguridad para evitar cualquier tipo de contingencia a la espera de la llegada de los especialistas del TEDAX, que fueron avisados para hacerse cargo de esta inesperada situación.
Los expertos de la Guardia Civil en desactivación de artefactos explosivos comprobaron que las dos granadas no tenían carga explosiva, pero si tenían un mecanismo de propulsión que no pudieron determinar si estaba presto a funcionar, por lo que decidieron retirar las granadas y trasladarlas a un lugar alejado del pueblo donde fueron destruidas por los artificieros.
El suceso generó alarma en los primeros momentos, hasta que no se supo el alcance real de la peligrosidad de los explosivos, aunque la rápida intervención de la Guardia Civil previno cualquier contingencia.
Fuentes del Instituto armado explicaron a esta redacción que la procedencia de las dos granadas puede ser de un particular dedicado al coleccionismo de efectos militares que hubiera decidido deshacerse de ellas sin tener en cuenta el riesgo que pudiera ocasionar.
Asimismo, señalaron que las granadas son de fabricación española aunque ya no son empleadas por las Fuerzas Armadas, y las características de fabricación determinarán su origen en la investigación que ya ha iniciado la Guardia Civil sobre este asunto.