“Asaja va a pedir a los agricultores que no se siembre”. A pocas fechas del comienzo de la siembra de los cereales de otoño, esta frase leída en una nota de prensa no puede ser más desalentadora. La razón que ha llevado a la organización agraria a plantear esa posibilidad, dicen, es no llevar a la ruina a sus asociados.
Las cuentas son sencillas. El último precio que negoció la Lonja de Segovia para el trigo fue de 192 euros por tonelada. En la pasada campaña, el rendimiento medio en Segovia estuvo en los 4.021 kilos, según la Consejería de Agricultura, 4.626 de media en Castilla y León. Según Asaja, al agricultor poner en producción cada hectárea le cuesta 850 euros.
Hagamos cuentas: 192 euros x 4 tn/ha=768 euros de ingresos. 768-850 = -82. Es decir, un agricultor segoviano está perdiendo de media 82 euros por cada hectárea de trigo que cultiva.
Esa misma cuenta con el rendimiento medio de Castilla y León da como resultado una ganancia de 32 euros. Es decir, la campaña pasada solo ganaron dinero los productores que alcanzaron el rendimiento medio. En un año, además, que fue de récord, tanto de producción (8,4 millones de toneladas, un 34,8% más), como de rendimiento (4.626 kg/ha).
A pie de campo, las cifras de las organizaciones agrarias y las consejerías se dan por buenas. Antonio Rodríguez del Pozo, un agricultor de 47 años de Zamarramala que también labra tierras en Abades, confirma todo lo anterior: “Ha sido un año muy bueno en cuanto a los kilos”. Pero hay acaban sus alegrías. “Nos comen los gastos”.
“Entre el precio de la simiente, los fitosanitarios o el abono, sembrar una hectárea nos cuesta entre 700 y 800 euros. Con los buenos rendimientos de este año, eso es lo comido por lo servido. Los precios están por los suelos”. ¿Culpables? En la búsqueda de responsables, Antonio coincide con las reivindicaciones del sector en los últimos años. “Ucrania”.
España importó el año pasado diez millones de toneladas de trigo ucraniano si ningún tipo de arancel. “Ellos no tienen PAC y hacen los que les da la gana. Producen en condiciones mucho más beneficiosas que nosotros, con menos restricciones y a precios más bajos. Es cierto que somos un país deficitario, pero se podrían poner aranceles y clausulas suelo para no hundir a los agricultores españoles”, explica Rodríguez. “Que todos juguemos con las mismas reglas”, resume. De hecho, países como Polonia y Hungría sí han puesto limitaciones a la entrada de trigo ucraniano. Y en 2023, la Comisión Europea creó un paquete de apoyo extraordinario para países entre los que no estaba España.
La guerra entre Rusia y Ucrania ha bajado los precios, pero también está detrás de la subida los algunos costes.
“El abono está carísimo. Cuando yo empecé a trabajar, con un kilo de trigo se compraba un kilo de abono; ahora esa proporción es de cuatro a uno. Entre los aranceles y las prohibiciones de productos, los nitratos y el resto de fitosanitarios cada vez son más caros y menos eficientes”, detalla Antonio, que sigue desglosando las subidas de costes que les están comiendo. “A mí me pagan 177 euros por una tonelada de cebada y una tonelada de simiente me cuesta 500”.
La factura sigue creciendo. “Hace diez años, un tractor costaba 120.000 euros. Si lo quieres cambiar ahora, te dan por él, siendo muy generosos, 60.000, y el tractor nuevo cuesta 250.000 euros. Hay ayudas, pero te obligan a achatarrar un tractor para conseguirlas. Las ayudas de los planes Renove lo único que consiguen es subir los precios de la maquinaria”, explica Antonio. “Yo estoy en contra de ellas”.
Pese a todo, Antonio no se plantea no sembrar este año. “Es posible que siembre menos, pero dejar de hacerlo no lo veo. Hay que echar muy bien las cuentas. La gente tiene que pagar facturas y créditos. Desde luego sería un toque de atención a los políticos, para que entiendan que se están cargando el campo. Yo, porque vivo cerca de Segovia, pero los que vivan en pueblos más pequeños lejos de una ciudad, imagina la vida solitaria que llevan”, se lamenta.
Mucho barbecho y girasol
“Yo apuesto a que este año va a haber mucho barbecho y girasol porque también hay que cumplir con la PAC, pero se seguirá sembrando”, vaticina Antonio.
¿Soluciones? “Apostar por el regadío”, responde sin dudar. “Es la única manera de producir más, pero la Junta no lo hace. El único que hay en Segovia está en la zona de El Carracillo y allí lo usan para fresas y hortalizas. Para encontrar cereal de regadío hay que irse a León y a Salamanca. Ahora, en Ávila con el embalse de Las Cogotas también empiezan a trabajar de otra manera con otras rotaciones y mejores producciones, pero con el secano las opciones son muy pocas. Yo con el girasol, por ejemplo, estoy harto de dar parte al seguro, lo plantas por obligación pero sabes que es difícil de que salga adelante. En Zamarramala, con los pájaros, he dejado de sembrarlo, es inútil”.
