Después de catorce años trabajando en comercio, Aránzazu Ramos necesitaba un cambio y hace un tiempo cogió el traspaso del bar Evelio en Nueva Segovia. No fue una decisión fácil, involucró a su marido, que trabajaba en una inmobiliaria y que ahora trabaja con ella y a sus dos hijos ya mayores que también echan una mano en el bar. No niega ni reniega del trabajo que conlleva, ni de las horas que la familia echa en el bar, cree que ha sido una las decisiones más importantes de su vida. Una decisión que tomaron en familia: ella, su marido y sus dos hijos, entre todos dijeron: adelante. La experiencia ha sido muy buena pero dura, tuvimos que empezar de cero aprendiéndolo todo y no es fácil, son muchas horas, mucho trabajo. Antes trabajaba muchas horas y ahora también, pero son horas para nosotros, es un negocio familiar y sin duda, la experiencia, con todas sus dificultades, ha sido muy positiva.
