Mientras el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, defendía un acercamiento cauteloso de su Gobierno a los acontecimientos en Siria, a pesar de las duras críticas por parte de algunos parlamentarios, que han preguntado «cuántas personas tendrán que morir en el país» antes de que el Ejecutivo opte por usar la fuerza, el enviado especial de Naciones Unidas y la Liga Árabe para el país, Kofi Annan, advertía ayer de que «una mayor militarización empeorará la situación» sobre el terreno.
«Espero que nadie esté pensando muy en serio usar la fuerza en esta situación», señaló Annan tras reunirse en El Cairo con el secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, y conocer las informaciones que adelantan que varios Estados árabes han llamado a suministrar armas a los rebeldes que luchan contra las fuerzas leales al régimen de Bashar al Asad.
«Tenemos que tener cuidado de no introducir una medicina que es peor que la enfermedad. No tenemos que ir muy lejos en la región para encontrar un ejemplo», añadió, sin dar ningún nombre, si bien parecía referirse a Irak.
Por su parte, subrayó que solo la «oposición siria, pero no toda», quiere que haya una intervención militar. «En estos momentos, no creo que nadie esté considerando la opción armada», insistió.
Por su parte, Annan subrayó que «los sirios necesitan ayuda, se encuentran en una situación desesperada y deberíamos presionar con fuerza y seguir los esfuerzos diplomáticos para detener esta matanza».
Estas declaraciones llegaron el mismo día en que el viceministro de Petróleo y Minas de Siria, Abdo Hussameldin, anunciara su adhesión a la revolución, con lo que se convirtió en el primer alto cargo civil en retirar su apoyo al régimen de Al Asad.
Hussameldin, que fue designado para el cargo en 2009, aunque suma 33 años de servicio al Gobierno de Baaz, explicó que dimite porque no quiere acabar su carrera profesional «sirviendo a los crímenes de la dictadura». «He preferido hacer lo correcto, aunque sé que el régimen quemará mi casa y perseguirá a mi familia a partir de ahora», subrayó.
Y es que, sobre el terreno, la situación para los ciudadanos sigue siendo de miedo y caos. Ayer, al menos 62 personas perdieron la vida como consecuencia de nuevas ofensivas y ataques perpetrados por las tropas de Al Asad.
Entre la lista de víctimas mortales figuran «familias enteras», según los Comités, que sitúan la mayoría de los caídos en la asediada ciudad de Homs, la más castigada por las Fuerzas de Seguridad.
