La trastienda de la comunicación ha ido derivando el concepto de moral a cuestiones de sexo, aborto y eutanasia, y a aquellas que pertenecen a la vida privada. Sin embargo, la moral cristiana siempre ha insistido en los graves delitos morales que afectan a las injusticias sociales, a la economía y a la corrupción política. Véase, la ignorancia es muy atrevida, las incoherencias en las tertulias televisivas de quienes hablan ‘de oídas’ de la moral cristiana.
Siempre vendrá bien a los segovianos, salir del ombligo del pensamiento que circunda entre el Eresma y el Clamores y abrir nuestra mirada a lo universal, más allá de la sierra del Guadarrama o del rio Duero: además de mirar a la economía de la bolsa de la compra, es bueno buscar la raíz de los precios y acontecimientos más allá de lo que acaece entre nuestros vecinos del mismo portal.
El papa Francisco ha ido ofreciendo reflexiones continuas sobre la necesidad de establecer una nueva economía que dé respuesta a los problemas mundiales que tienen su raíz en la mala e inhumana gestión de la economía mundial. Ha propuesto una reunión con numerosos jóvenes economistas del mundo que tendrá lugar en Asís.
Aplazado a noviembre por el tema del coronavirus, la ciudad de Asís acogerá el evento internacional ‘The Economy of Francesco’, dirigido a jóvenes economistas, empresarios comprometidos en pensar y practicar una economía distinta. La invitación llega directamente del Papa Francisco, que hace unos días ha dado a conocer una carta con la que convoca en la ciudad de San Francisco -lugar simbólico del humanismo de la fraternidad- a jóvenes economistas y empresarios de todo el mundo, sin distinción de credo o nacionalidad, para poner en marcha con ellos un proceso de cambio global que conduzca, para hoy y para mañana, a una economía más justa, inclusiva y sostenible, que no deje a nadie atrás.
Los problemas más complejos del mundo actual, que van desde el cuidado del medio ambiente (Ecología) hasta la justicia para con los pobres, necesitan un decidido esfuerzo encaminado a repensar los paradigmas económicos de nuestro tiempo. En la encíclica Laudato si’, el Papa recuerda que todo está íntimamente conectado y que la tierra es nuestra “casa común”. Por eso, realiza una llamada a defenderla y a defender la humanidad que la habita.
Una llamada con la que advierte de los peligros de la sobreexplotación de los recursos y de una política miope que sólo ve el éxito inmediato sin pensar a largo plazo. Siguiendo el ejemplo de San Francisco, es necesario construir una nueva ecología integral, inseparable de la noción de bien común, que debe realizarse mediante acciones solidarias en base a “una opción preferencial por los más pobres”, empezando por la solución de los problemas estructurales de la economía mundial.
La invitación del Papa Francisco a los jóvenes economistas es un acontecimiento que marca el comienzo de una etapa histórica, porque une dos grandes temas y pasiones del Papa: su prioridad por los jóvenes y su solicitud por una economía distinta. La palabra “economía” evoca muchas realidades: La raíz griega hace referencia a las reglas de la casa pequeña (el hogar), pero también al cuidado de la casa común, casa grande (el cosmos).
Este evento representa para el Papa Francisco la consolidación de un “pacto para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía de mañana” y quiere ser una esperanza para los derechos de las generaciones futuras, para la acogida de la vida, para la justicia social, para la dignidad de los trabajadores y para la salvaguardia de nuestro planeta. En noviembre, en The Economy of Francesco se realizarán talleres, manifestaciones artísticas, seminarios y sesiones plenarias con notables economistas y expertos en desarrollo sostenible y en disciplinas humanísticas, que reflexionarán y trabajarán junto con los jóvenes.
Pero este evento será un aviso para todos aquellos que influimos positiva o negativamente en la economía: según sea nuestra actitud ante los productos que consumismos, los lugares donde invertimos, los políticos que elegimos y nuestra directa participación en la sociedad mediante instituciones civiles libres sin dejar en manos de los poderes corruptos nuestro destino.
