Para ganar a un equipo que no ha perdido un solo partido en los cerca de tres meses que llevamos de temporada tienes que hacer muchas cosas bien y pocas mal, y aún así contar con el factor suerte a tu favor. Ayer la Segoviana lo hizo casi todo bien, lo único que no hizo tan bien fue acertar de cara a portería, porque de haber tenido un poco más de tino rematador el Burgos se habría llevado otro par de goles (como mínimo) a su casillero, y además tuvo un poco de suerte a su favor, ya que en el tiempo de descuento el árbitro no quiso saber nada de una posible mano de un jugador azulgrana dentro del área en un lanzamiento de falta que rebotó en la barrera. Ya habría sido demasiado cachondeo que en dos campañas consecutivas el Burgos lograra empatar en La Albuera gracias a un penalti de chiste.
La Segoviana ganó ayer el partido porque fue mucho mejor que el Burgos tanto en el aspecto físico como en el apartado técnico y táctico, y si no ganó el partido más que por un solitario gol de Anel fue porque en las numerosas llegadas al área de los azulgrana sobre la meta de Aurreko los futbolistas gimnásticos sufrieron una especie de “apagón” colectivo que les llevó a elegir casi siempre la peor opción para finalizar la jugada. Eso sí, el Burgos recibió un severo correctivo por parte de un equipo que ha aprendido a ser solidario en el esfuerzo defensivo, justo lo que necesitaba una plantilla dotada de calidad, pero a la que le costó comprender que hay que correr mucho, pero también con sentido, para ganar partidos.
La Segoviana salió al campo con las ideas claras, aunque en los cinco primeros minutos de encuentro consintió dos acciones peligrosas del Burgos, una primera con una dejada de Hugo Salamanca que fue abortada por Chus, y un lanzamiento de Maureta que se fue fuera por poco. A partir de ese momento fue el equipo de Paco Maroto el que se fue adueñando del partido, fijando mucho mejor la defensa, y aprovechando de manera perfecta las entradas por la banda de Manu a la espalda del lateral Herrero.
En tan solo cuatro minutos, Mariano, Chus y Ricardo dispusieron de tres ocasiones espectaculares para haber adelantado a los locales en el marcador, amenazando así a un Burgos que a pesar de todo no le perdía la cara al partido, y también gozaba de su ocasión más clara en un lanzamiento de esquina que acabó a los pies de Maureta, cuyo remate fue rechazado por David Durán en gran intervención. Con el paso de los minutos, las acciones a balón parado del Burgos se convirtieron en el único arma verdaderamente peligrosa para la defensa de la Segoviana.
Anel. El central arevalense de la Segoviana ha ido mejorando partido a partido en su posición de mediocentro hasta llegar a un punto en el que su presencia en la zona ancha como complemento de Ricardo se antoja casi imprescindible. A su capacidad defensiva, admirada desde hace muchas temporadas, se le ha ido uniendo ahora una desconocida calidad en el remate desde la frontal. Suyo fue el remate que pilló descolocado a Aurreko, y que culminó en gol otra gran acción ofensiva de los azulgrana que dejó al Burgos muy descompuesto. Un esforzado Manu dispuso de la última ocasión local antes del descanso, pero su lanzamiento salió demasiado flojo.
Quiso el Burgos ponerse el traje de líder en la reanudación del partido, pero su reacción fue pura gaseosa, ya que sus acercamientos al área de David Durán se circunscribieron a una peligrosa falta en la frontal, en el único error que tuvo Víctor Pérez en su esperada pelea con Lobera, que acabó en gol anulado por el colegiado por fuera de juego de Guille tras el despeje de Durán a lanzamiento de Herrero.
Fue terminar esa jugada y comenzar la Segoviana su recital de contragolpes, en los que la aportación de Ricardo y Anel en el corte se sumaba la calidad de Mariano en la salida del balón, el esfuerzo de Dani tirando desmarques y abriendo los huecos pertinentes, y la aparición en las bandas tanto de Otero como de Fran, que habían sustituido a unos agotados Maikel y Manu.
En veinticinco minutos eléctricos, la portería de Aurreko fue de sobresalto en sobresalto, porque todos los jugadores de ataque azulgrana dispusieron al menos de una ocasión clara (algunos más) para haber sentenciado el partido en acciones de clara superioridad en las contras. Mariano, Otero, Dani, Fran y Anel se toparon con el gran guardameta del Burgos, mientras que en el otro área David Durán veía cómo sus compañeros ganaban todas las disputas. Víctor Pérez se hacía con Lobera, entre Alex y Pablo desesperaban a Hugo Salamanca, y Chus literalmente podía con todos los jugadores visitantes que pasaban por su lado.
Así la Segoviana sólo sufría en los corners y las faltas laterales, pero en ataque la sentencia no llegaba, por lo que la inquietud por la suerte del marcador final se hizo palpable en unos últimos minutos en los que el árbitro estuvo a punto de liarla, señalando una falta de Alex en la frontal cuando el juego estaba diez metros por delante del central, y posteriormente alargando el partido casi hasta el infinito. Pero al final el fútbol hizo justicia, y la Segoviana se convirtió en el único equipo que ha conseguido ganar al Burgos en toda la temporada. Y nadie podrá decir que en la victoria del conjunto azulgrana no hubo un total merecimiento.
