La lucha entre el Gobierno y ETA parece discurrir por los más pintorescos escenarios. Ayer le tocó el turno a la gramática… Y parece que el Ejecutivo central está venciendo, al menos en la polémica cuestión de la amnistía general que pide la banda asesina a través de los partidos que le son afines y de los familiares de los presos. Si el pasado lunes, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, respondió a la multitudinaria manifestación del sábado en Bilbao con que se estudiarían los casos uno a uno, filtrándose que la organización criminal lleva hostigando a sus reos para que presionen para una liberación masiva, los abertzales, durante la pasada jornada, siguieron insistiendo en sus reivindicaciones.
Y es que el portavoz de Amaiur, Xabier Mikel Errekondo, volvió a presionar al Gobierno para que derogue la doctrina Parot e impulse un cambio «urgente» en la política penitenciaria, afirmando que es necesario «entrar en el terreno particular» porque «no todos los casos son iguales». Así, la coalición anunció que presentará una iniciativa parlamentaria para forzar a que se den pasos en esta dirección. Buscará aliados el próximo mes.
Además, negó saber, como se publicó esta semana, que ETA haya ordenado a sus condenados no pedir perdón a las víctimas: «¿Ekia -el boletín de la banda-? ¿Cómo lo ha llamado? Desconozco lo que me acabas de decir, entiendo que ahí no tenemos ninguna valoración, es una opinión que me acaban de hacer llegar y la verdad es que no tenemos conocimiento».
Ya en Bilbao, Antonio Basagoiti, el líder del PPV, que hace unas semanas se vio con Patxi Zabaleta, jefe de Aralar, que está integrado en Amaiur, se citó con Pello Urizar, de EA, que forma parte de Bildu.
A juicio del secretario general de Eusko Alkartasuna, las relaciones entre los dos partidos se dan por «normalizadas». Tras la entrevista, Urizar se congratuló de que su anfitrión reconociera la existencia de «una raíz política del conflicto vasco», mientras que Basagoiti precisó que sí existe «conflicto político» si se refiere a «diferencias políticas y de identidades, pero si es ETA, no». Como se puede apreciar, los dos bandos pelean centímetro a centímetro por las palabras precisas y, sobre todo, por los términos que más convienen a cada uno de ellos.
No obstante, seguro que no habrá sentado nada bien en el seno de ETA y de Batasuna que el preso Luis Mariñelarena Garziandia, uno de los asesinos del dirigente socialista vasco Fernando Buesa, haya sido alejado de la cárcel laboratorio de Villabona (Asturias), donde hasta ahora el Ministerio del Interior ha venido trasladando a los internos que comienzan a dar muestras de su ruptura con la banda criminal.
