La Gimnástica vuelve a estar en una encrucijada deportiva. Pero no de las de ‘susto o muerte’, esta vez no. Este domingo la Sego arranca una sucesión de partidos que puede dar con sus huesos en la Primera RFEF, entre los setenta y cinco mejores clubes del país. Lo verbalizo en este foro porque noto cierto conformismo entre un sector de la parroquia gimnástica que piensa que mantenerse en la categoría es suficiente. Y lo mismo no se fían de la capacidad gestora de la directiva y consideran que un hipotético ascenso descalabraría al club. Razones les han dado de sobra para no pensar así, pero el miedo es libre.
Si la Segoviana quiere crecer debe empezar por el césped y por eso los cinco encuentros que quedan son finales y pueden marcar la historia del club. Acabar entre los seis primeros te permite amarrar la participación en Copa del Rey el próximo curso, pero el vestuario debe exigirse más. Y que se note en el terreno de juego. Y la afición debe corresponderles. Los socios porque lo llevan en la sangre, y los que no lo son porque están ante una oportunidad inmejorable de empezar a pensar en ver por Segovia a clubes con títulos nacionales e internacionales en sus vitrinas. Hay trenes que solo pasan una vez.
Luego puede pasar cualquier cosa, porque todos los equipos implicados en la pelea por la fase de ascenso tienen más recursos económicos que la Segoviana, alguno más del doble, y la lucha es desigual. Pero si los jugadores dignifican hasta el último aliento el escudo que llevan en el pecho, como han hecho hasta ahora, y la afición responde, como ha hecho hasta ahora, habrá mucho que celebrar al final de temporada.
