Los dos Ferrari del finlandés Kimi Raikkonen y del brasileño Felipe Massa dominaron ayer la primera jornada de entrenamientos libres del Gran Premio de Malasia, en la que Fernando Alonso (Renault) rodó poco para recuperarse de su otitis y de su fiebre, con el objetivo de estar en las mejores condiciones posibles mañana, cuando se disputa la carrera.
El asturiano marcó el decimoquinto mejor tiempo, se quedó a 933 milésimas de Raikkonen y realizó 20 giros, la mitad que el competidor nórdico.
El español trató de hacer un esfuerzo escaso, en un circuito muy exigente para los pilotos en el aspecto físico, por sus altas temperaturas y sus curvas rápidas.
Cabe recordar que, en 2003, el ovetense ya se puso enfermo en esta prueba, pero eso no le impidió subirse al podio.
Con respecto al rendimiento del R29, Alonso se mostró razonablemente satisfecho, pues marcó buenos registros parciales, aunque no consiguió una vuelta completa positiva.
Los Ferrari sorprendieron al colocarse los primeros, debido a que se esperaba que los Brawn GP estuvieran en esas plazas. Sobre todo después de que, en el inicio del día, Raikkonen tuviera que abandonar precipitadamente el monoplaza envuelto en humo, cuando se incendiaron las baterías del KERS.
El combinado de Ross Brawn, gran triunfador de la cita inaugural del Mundial, celebrada en Australia, no brilló, aunque quizá se trate de una táctica para esconder sus cartas.
El brasileño Rubens Barrichello concluyó sexto, y séptimo fue su compañero Jenson Button, vencedor el pasado domingo.
Cabe mencionar que el ‘carioca’ perderá cinco puestos en la formación de salida, ya que se vio obligado a sustituir la caja de cambios, que debe durar cuatro carreras consecutivas.
Aparentemente, el sudamericano había acabado la jornada sin problemas, pero los mecánicos no opinaron lo mismo.
