Pedro Almodóvar vuelve a desnudarse ante el espectador en La piel que habito, su película número 18 y en la que emergen sus obsesiones troncales, como el deseo o el dolor maternal. «Me hubiera gustado tener hijos», confesó ayer el cineasta en la presentación de su nuevo estreno en Madrid.
«De joven no tenía ese interés o esa necesidad animal de ser padre, pero a partir de los 42 años sí que se me pasó por la cabeza muchas veces y ahora echo de menos no tener una familia. Pero familia como unidad emocional, de cuidado y amor», explicó.
«Si todos los avances actuales me hubieran cogido con 15 años menos, es muy probable que hubiera tenido hijos», declaró a los medios el manchego.
Y es que en «La piel que habito», que se estrenará el 2 de septiembre en toda España tras pasar por el Festival de Cannes y los mercados francés y británico, el dolor de la pérdida de un hijo vuelve a ser, como en Todo sobre mi madre, uno de los temas principales.
En la película participan una gran selección de actores como Antonio Banderas, Elena Anaya, Marisa Paredes, Blanca Suárez y Jan Cornet, los cuales le acompañaron ayer al acto inaugural.
La identidad de Almódovar y su peculiar abordaje al deseo, no desaparecen tampoco en La piel que habito pese a su sobriedad y su negrura. El director trabaja ahora en solitario en la escritura de nuevas historias, una de las cuales hablará inglés, idioma del que siempre rehuyó, pero que ahora aborda porque «ha pasado lo natural en este caso», dijo.
Una vez más, es solo uno de los hilos que el realizador maneja, pues mientras sigue trabajando en la peculiar adaptación de Decidme cómo es un árbol, de Marcos Ana, que le acerca por primera vez a la Guerra Civil española. «Tengo todavía muchas historias pendientes por contar», concluyó.
