“Dejamos a Paco Monedero muy triste por nuestra marcha, pero le hemos visto muy fuerte por su gran experiencia en los ‘ochomiles’, por lo que estamos convencidos de que va a conseguir coronar el Everest”. Estas son las sensaciones, antes de su regreso a España, de dos de los montañeros que han compuesto la expedición segoviana al Island Peak, en compañía de Monedero y David Bartolomé. Una vivencia que, como confiesan Carlos Costa y Luis Yuste “ha sido una de las mejores de nuestra vida, porque era nuestra meta máxima”, acordándose con lástima de que su compañero Bartolomé no pudiera concluirla, ya que también se dañó durante el accidente que sufrió Luis Miguel de Prada, otro de los expedicionarios, y que le obligó a regresar a España antes de tiempo.
Después del largo viaje los montañeros se reunieron en Katmandú, “una ciudad curiosa, caótica y muy pobre, con 4 millones de habitantes en la que solo vimos un semáforo”, confiesan asombrados los segovianos”. El primer día de llegada visitaron en la capital nepalí los templos de Pashupatinath y el de los monos, junto con las estupas budistas. “Allí encontramos un buen ambiente de mochileros, y es muy fácil entablar conversación con los europeos”, destaca Yuste.
De Katmandú viajaron a las 5:30 de la mañana en avioneta hacia el aeropuerto de Lukla –a siete días de distancia a pie hasta la carretera más cercana–, uno de los más peligrosos del mundo ya que, al no contar con radar, solo se puede volar cuando el cielo está despejado. Desde esta localidad comenzaron el trekking hasta el Island Peak, caminando cada día unos 30 kilómetros con un desnivel de cerca de 1.000 metros.
“Los primeros días fueron bastante monótonos, ya que solo te dedicas a andar y ganar altura”, apuntan los segovianos, dejando atrás los pequeños campos de cultivo de Lukla para disfrutar del último tramo de vegetación entre los 3.500 y los 4.000 metros. “Ahí empezamos a ver las grandes cumbres, como el Ama Dablam, de 6.812 metros, que es la montaña más emblemática de esta zona del Himalaya. A partir de esa altura ya todo son morrenas y glaciares, y el lugar es inhóspito y duro”. Previo paso por el templo budista de Tengboche “uno de los lugares más bonitos en los que hemos estado” –destacaban Carlos Costa y Luis Yuste–, se encaminaron al campo base del Island Peak, donde hicieron dos noches.
Desde poco más de 5.000 metros la expedición segoviana comenzó su ataque al Island Peak. A los 5.700 llegó la retirada de David Bartolomé, que no pudo seguir por culpa de un fuerte dolor en la pierna que le impedía saltar las complicadas grietas que se iban a encontrar en el camino.
A partir de 5.500 metros, con los crampones ya colocados para poder pasar por el hielo azul, pasaron una difícil cresta antes de entrar en el glaciar, subieron cerca de 300 metros y superaron una rimaya (hueco donde se separa el glaciar de la montaña), para acceder a una arista muy peligrosa con una caída de más de 1.500 metros. Y pasada la arista, casi sin pensarlo, se llegó a la cima.
Muy satisfechos, los segovianos descendieron y celebraron su éxito antes de acompañar a Paco Monedero al campo base del Everest. Además del logro del Island Peak, aún hubo tiempo para ascender otros dos ‘cincomiles’ más : el Chhukkung Ri y el Kala Patthar, la montaña desde donde mejor se contempla el Everest en su máxima plenitud.