¿Está usted a favor de la tortura? Seguramente ,ante esta pregunta el 99 por ciento de la población de cualquier país civilizado respondería, con bastante sinceridad, que no. Si se atrapa a un terrorista que acaba de poner una bomba en una plaza llena de gente, que va a estallar en el plazo de una hora, y no quiere revelar dónde está… ¿aprobaría usted torturarle para sacarle esa información? ¿aprobaría torturar incluso a sus familiares para que confiese dónde está la bomba y evitar decenas de muertes?
Seguramente, en ese caso la convicción genérica de que la tortura no es tolerable cambiaría en un buen porcentaje de la población. Como la postura en contra de la pena de muerte que comparte buena parte de la sociedad española cambia cuando la víctima de un crimen toca de cerca. Como cambia en muchas personas, aunque sea en un arrebato de ira, cuando los telediarios y los periódicos nos muestran hechos tan atroces que ningún castigo parece suficiente.
Estos son los dilemas que plantea ‘José K. Torturado’, la obra que, protagonizada por Pedro Casablanc y dirigida por Carles Alfaro, sobre un texto de Javier Ortiz, llegó el sábado al pequeño teatro de la antigua cárcel de Segovia en su segunda representación, solo unos días después de su estreno en Gerona. La obra busca enfrentar al espectador con las alcantarillas de su alma, y a fe que lo consigue, porque buena parte del público salía del auditorio con cara de ir a tardar unas horas en digerir el espectáculo.
Pero además ‘José K.’ hace otra aportación, desde mi punto de vista igualmente interesante y enriquecedora, dando un perfil humano a quien la sociedad ve como una alimaña. Como han hecho, por ejemplo, algunas películas (estoy pensando en el etarra que encarna Carmelo Gómez en ‘Días contados’), ‘José K.’ pone al espectador delante de un hombre que ha matado a decenas de personas, pero que tiene problemas morales con ello; un frío asesino capaz a la vez de querer a su madre o de amar a una mujer. Y eso incomoda, porque nos descoloca la imagen fija con la que intentamos poner un poco de orden en algo para lo que carecemos de explicaciones.
Obviamente, todo este tinglado teatral no se sostendría sin un actor enorme, Pedro Casablanc, que desnudo; atado; sentado en un banquete dentro de una caja de metacrilato que su aliento va, opresivamente, empañando; de espaldas al público y con una cámara a diez centímetros de su cara, proyectada en una pantalla gigante durante más de una hora, saca petróleo de donde no hay casi nada. El público, aún noqueado, reconoció su trabajo con una larga y cálida ovación.
FICHA:
Espectáculo: José K. Torturado, de Javier Ortiz.
Intérprete: Pedro Casablanc.
Espacio escénico e iluminación: Carles Alfaro.
Espacio sonoro: José Antonio Gutiérrez.
Dirección: Carles Alfaro.
Lugar: Sala Ex.presa. Antigua cárcel.
Fecha: Sábado, 22 de octubre de 2011.
