El secretario de Estado de Interior alemán, Ole Schröder, denunció ayer que el sistema europeo de reubicación de refugiados “no está funcionando” y aseguró que, mientras no se encuentre una solución europea a esta situación, continuarán los controles fronterizos que algunos países de la UE han puesto en marcha a lo largo de los últimos meses para controlar los flujos de demandantes de asilo. “El sistema de reubicación no está funcionando, y por tanto, mientras no seamos capaces de encontrar una solución, tendemos medidas por parte de los Estados miembro”, ha criticado Schröder tras el encuentro que ha mantenido con el comisario europeo de Interior e Inmigración, Dimitris Avramopoulos, y los responsables de Inmigración de Suecia y Dinamarca en este sentido.
“Es importante nombrar la causa y el efecto en el orden correcto. El problema en Europea es que no tenemos un sistema funcional de control de fronteras, especialmente entre Turquía y Grecia”, añadió el alemán después de asegurar que Berlín puso en marcha controles fronterizos ante un flujo diario de demandantes de asilo de 3.200 personas, una cifra que “no está bajando”. El comisario Avramopoulos y los representantes de estos tres países se reunieron para examinar sus respuestas ante la creciente presión migratoria y llegada de demandantes de asilo, tras la reintroducción de controles en sus fronteras interiores. Las últimas decisiones han sido los controles de identidad “obligatorios” a “toda forma de transporte” en el paso entre Dinamarca y Suecia, y la reintroducción de controles temporales en las fronteras interiores de Suecia y en las de Dinamarca con Alemania en este caso.
Por su parte, el ministro de Justicia y Migración de Suecia, Morgen Johanson, destacó que Schengen “ha sido muy beneficioso”, por lo que es “importante hacer todo lo posible para mantenerlo”. No obstante, señaló que las medidas adoptadas por su país para controlar el flujo de refugiados “han sido necesarias” y recordó que la situación era “muy, muy difícil”.
En este sentido, resaltó que Suecia recibió el año pasado un total de 160.000 demandas de asilo, de las cuales 115.000 fueron notificadas en solo cuatro meses, y que han llegado al país 26.000 menores. “No queremos volver a esa situación”, enfatizó el ministro sueco, quien también subrayó que los controles fronterizos “no deben permanecer más tiempo del necesario”. De esta manera, los países comunitarios continúan negociando las políticas migratorias.
