La La localidad, como cada 28 de diciembre, celebró la festividad de los Santos Inocentes, que marca una especial peculiaridad en toda la comunidad de Castilla y León. Los mozos, solteros, menores de 30 años, cogen el bastón de mando de la corporación municipal para, durante unos días, ser protagonistas.
Un alcalde, un teniente de alcalde, el alguacil y el primer, segundo, tercero y cuarto de Justicia, así como un personaje llamado el Perrero, ataviado de modo especial, abrieron paso al cortejo, controlando el baile con una vara de la que cuelgan unas vejigas infladas. El alcalde se encargó de que la fiesta se desarrollara de la mejor forma por los diferentes sitios del pueblo.
“Los jóvenes iban vestidos con la capa castellana y un sombrero español y, de esta manera, fueron recorriendo las casas del pueblo para cobrar una propinilla”, explica el vecino Félix Renedo. Las capas, tan características, sirvieron para guarecerse del frío, pero la generosidad de los vecinos del pueblo hizo que el recorrido, mediado con una copita fuera más llevadero.
