Hace seis meses que a José Luis Vázquez, alcalde del Real Sitio, le recomendaron que usara redes sociales para retransmitir su vida pública. Ahora es una persona muy activa en las redes sociales y cuenta con más de mil amigos virtuales.
—¿Por qué usa tanto las redes sociales? ¿Es profesión o devoción?
—He sido de vocación tardía en esto de las redes sociales y fueron dos personas las que me convencieron. Uno fue mi amigo Carlos y el otro mi hijo Iván, que es la opinión que más me importa en mi vida. En el caso de Iván me transmitió que las redes sociales son un vehículo para conectar con determinado sector de la profesión y Carlos me indicó que, teniendo razón (como tiene Iván) además, en mi caso, sería muy interesante para cuanto hago, transmitirlo en las redes sociales para llegar a más personas. He descubierto que es verdad pero tengo una sensación contradictoria. ¿Cómo es posible que sin hacer nada diferente a lo que he hecho en los últimos 23 años, sólo por contarlo a través de una red social, se le de más valor?
—¿Más valor o más difusión?
—Más reconocimiento. Es cierto que lo que no se sabe no se valora y, por lo tanto, no se reconoce. Pero en una comunidad pequeña yo entiendo que la cercanía no tiene que estar vinculada por las redes sociales, tiene que estar en el contacto en la calle, en cruzar la plaza en diagonal, en saludarnos… Pero esta es la nueva sociedad y tenemos también estos vehículos de comunicación. Y, poco a poco, voy percibiendo como vamos madurando también en la utilización de estos instrumentos.
—¿Le gusta?
—Me da cierta satisfacción que quienes no supieran que representar a tu comunidad implica muchos cambios de registro, que lo que se ve solo es la punta del iceberg y que vean que lo he intentado.
—¿Le costó mucho aprender a manejar redes sociales?
—Me cuesta más hacer otras cosas. Esto es muy sencillo. Pongo voluntad en la escritura y la redacción. No utilizo nunca conceptos en inglés ni terminología abreviada. Procuro puntualizar y que ortográficamente esté bien.
—Se le ve mucho en Facebook, ¿utiliza alguna red social más?
—Facebook y Twitter. Esta última en menor medida, de manera más divulgativa y con un mensaje más de opinión política y en Facebook lo que pretendo transmitir, aparte de la divulgación de actividades, es la crónica de mi jornada. Hay amigos y compañeros que me dicen que mis textos son muy largos pero como estoy en un ámbito de libertad, si les parecen largos, que no se los lean, pero en todo caso es mi cuaderno y escribo lo que me parece en él. Yo escribo largo porque vivo largo y no quiero dejar de decir nada de lo que digo.
—¿Está enganchado? ¿Cuántas horas está en Facebook al día?
—En total una hora u hora y media. A lo largo de la jornada estoy al corriente de lo que pasa y por la noche hago un repaso general de lo que ha acontecido para luego empezar a escribir. Entro por la noche, cuando llego a casa y no estoy muy cansado. Es una forma también de contar como eres. Una vez me quedé dormido escribiendo y al día siguiente lo conté. Es como un diario. A veces retransmito en directo actividades que organiza mi comunidad, es como decir: “mirad lo que os estáis perdiendo”. Pero nunca retransmito nada de pago, salvo que sea solidario.
—¿Con las redes sociales mejora el conocimiento que tiene el pueblo de la gestión municipal o era mejor hablar entre vecinos, cruzando la plaza en diagonal?, como decía usted antes.
—Es absolutamente compatible y complementario. Por supuesto, es un cauce de divulgación de acceso universal y es complementario con la relación personal. La una no puede eludir a la otra, sería un error.
—Habla de universal pero en los pueblos es donde más ancianos hay, que son quienes menos usan internet.
—Es un periodo de transición. Las redes tuvieron un momento de convulsión casi tóxica, de desahogos personales y actualmente se está modulando de una forma más condescendiente y respetuosa. En esta transición digital que la sociedad está viviendo, no solamente el acceso se generalizará, sino las relaciones de respeto, tolerancia y comprensión. Pero es como todos los comienzos.
—En su muro de Facebook usted tiene una actividad frenética. Muestra e incluso retransmite muchas de las actividades del municipio, a todas horas. ¿Son actos a los que va o algunos se los pasan otros para que los publicite usted?
—El cuaderno lo hago yo. Lo que sí que es incuestionable es que en una comunidad pequeña decir que estás en un sitio donde no estás tiene un recorrido tan corto como el inmediato. Sería una estupidez. El día es largo y sí que da para poder estar en el Ayuntamiento a primera hora, en una reunión en la Junta, en Valladolid, venir a otra reunión a primera hora de la tarde y estar en una actividad organizada por tu comunidad a última hora de la tarde e ir a una cena o una reunión del partido por la noche. El día da para eso. Eso sí, a lo mejor no da para cultivar suficientemente tus relaciones personales, de amistad y familiares. Soy así y así me van a gastar.
—¿Deja un poco de lado esas relaciones porque lo quiere hacer bien o porque prefiere su vida virtual a su vida personal?
—Es que esto forma parte de mi vida. Y toda persona que está vinculada a mi vida personal sabe que no concibo el compromiso público de una forma diferente. Y así me quieren, y así les quiero.
—¿Se ha llevado algún disgusto en las redes sociales? Por ejemplo por alguna crítica que considerase injusta.
—Disgusto no. Críticas sí. Lo que me sienta mal y no me gusta me preocupa más por el interlocutor, porque el que descalifica, injuria o insulta pierde la dignidad. Si le conozco y tengo una relación con la persona, le llamo o hablo personalmente. No entro en disputas en Facebook porque el cuaderno es mío, teóricamente se llaman amigos, y pueden decir ‘me gusta’ o ‘no me gusta’ pero es mi cuaderno personal y es mi opinión personal. Y si su opinión es un insulto tengo una suerte muy grande, que estos instrumentos te permiten borrarlo. No ha habido ningún insulto hacia mí. Sí que hubo una vez una descalificación gruesa hacia alguien y lo eliminé. Pero el día que no haya críticas la comunidad de La Granja y Valsaín perderá su naturaleza y una de sus identidades. El dinamismo de esta comunidad es implícito con su sentido crítico.
