El español Alberto Contador (Astana) reeditó ayer el triunfo conseguido en 2007 en la París-Niza, al término de la última etapa, de 119 kilómetros, con salida y llegada en Niza, en la que se impuso el francés Amäel Moinard (Cofidis).
El podio tuvo un único color, ya que junto al madrileño se situaron Alejandro Valverde (Caisse d’Epargne) y Luis León Sánchez (Caisse d’Epargne), segundo y tercero, respectivamente, en la clasificación general.
El líder del equipo Astana aventajó en 11 segundos a Valverde y en 25 a Luis León Sánchez, vencedor de la pasada edición.
La última jornada estuvo caracterizada por los constantes intentos de fuga que, finalmente, fructificaron de la mano de Moinard y su compatriota Thomas Boeckler (Bouygues Telekom).
Ambos arrancaron en el kilómetro 60 y llegaron a disponer de dos minutos y medio de renta, pero las escaramuzas de Valverde y Joaquím Rodríguez en los kilómetros finales acabaron reduciendo su diferencia.
No obstante, dirimieron entre ellos el triunfo. Aunque Voeckler lanzó el primer ataque, Moinard logró rebasarlo cuando solo restaban 10 metros y sumar su segunda victoria parcial después de la victoria en la segunda etapa.
Atrás, Alberto Contador tuvo que superar diversos sobresaltos. Valverde hizo su primer intento en la subida al alto de la Porte, de primera categoría. Cuando comprobó que a penas cobraba ventaja debido a la presión de los gregarios de Contador, desistió. Tras él lo intentaron Luis León Sánchez y Joaquím Rodríguez.
El corredor murciano, incansable, volvió de nuevo a probar fortuna en los últimos kilómetros. Su recompensa fue la tercera posición de la etapa y encabezó un pelotón que se retrasó tres segundos con respecto al vencedor del día.
Tras bajarse del podio, Alberto Contador (Astana), que igualó el récord de victorias españolas que ostentaba Miguel Indurain, declaró que el triunfo supone mucho para él.
«Ganar esta prueba significa mucho para mí, es una carrera de un prestigio increíble y estoy especialmente contento de esta victoria», manifestó.
El madrileño tuvo palabras de elogio para sus compañeros de equipo, el Astana. «Todos los corredores están volcados conmigo y luchan por hacer las cosas bien, y es algo de agradecer, estoy muy contento por ellos».
El de Pinto afirmó que París-Niza es como un mini Tour. «Una auténtica locura que no puede controlar solo un equipo. Pero a la hora de organizarnos, de tomar decisiones, creo que ha sido un buen ensayo para el Tour».
