El sector de la hostelería de Segovia perdió en febrero de 2006 la oportunidad de adelantarse a los acontecimientos cuando, en una asamblea de la Agrupación Industrial de Hosteleros Segovianos (AIHS) se rechazó la propuesta de prohibir fumar en todos los establecimientos, cerca de 270. La iniciativa ‘Segovia sin humos’ había partido de una directiva al frente de la cual se encontraba Julián Duque, quien ya entonces reconoció que “manda la economía por encima de una apuesta arriesgada”.
A pesar de esta votación, ya desde la entrada en vigor de la conocida como Ley Antitabaco, en enero de ese mismo año, hubo un reducido grupo de empresarios que se decantó por no permitir fumar en sus locales, entre ellos los restaurantes Narizotas, Almuzara, Foster, La Venta Vieja (Ortigosa del Monte) y Cristóbal (Sepúlveda). Más escaso todavía es el número de bares donde no se permite fumar. EL ADELANTADO ha podido dar con uno en el barrio de Nueva Segovia y con otro en una pequeña localidad, el único de Corral de Ayllón. Tampoco en la chocolatería Valor está bien visto fumar.
José Luis Guijarro, propietario del restaurante Narizotas, reconoce que cuando entró en vigor la ley consideró normal que los comensales no fumadores estuvieran libres de los humos de los que sí lo son. Sin embargo, antes de que transcurriera un año, “a la vista de la pérdidas que estaba teniendo”, tuvo que rectificar y habilitar uno de los salones del establecimiento para fumadores.
“Si la ley se modifica y prohíbe fumar en todos los establecimientos lo aceptaremos pero perjudicará bastante a la hostelería, además de señalar como ‘apestados’ a los fumadores”, añade Guijarro.
Aunque no existen datos oficiales, se calcula que en el 90% de los bares de la provincia se permite fumar porque la normativa actual así lo permite, mientras que entre los restaurantes, hay algunos, los menos, que han realizado costosas reformas y otros han distribuido sus salones, cuando tienen más de uno, en función de los hábitos de los comensales (para fumadores y para no fumadores).
Cándido López, presidente de la AIHS, afirma que “quien más quien menos ha tenido que invertir un dinero, aunque sea en un extractor de humo”. De ahí el “cabreo” que muchos tienen ahora.
