Las protestas contra el régimen de Bachar al Asad generan día tras día decenas de muertos a manos de las Fuerzas de Seguridad, que cargan cada jornada contra los opositores al presidente. Ayer, sin ir más lejos, 30 personas perdieron la vida en varios ataques del Ejército contra manifestantes en la localidad de Homs. Pero los datos del conflicto resultan aún más escalofriantes después de que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) anunciara que al menos 384 niños han muerto y otros 380 se encuentran presos desde que comenzaron las movilizaciones antigubernamentales el pasado mes de marzo.
«A fecha de 7 de enero habían fallecido 384 pequeños, en su mayoría varones, y 380 han sido detenidos, algunos de ellos menores de 14 años de edad», declaró ante la prensa en Ginebra la subdirectora adjunta de Unicef, Rima Salah.
El balance anterior de la institución, hecho público el pasado 2 de diciembre por la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, apuntaba a que el número de chavales que se encontraban en paradero desconocido era de 307.
«Nuestra oficina funciona bien, mantenemos el diálogo en todo momento con el Gobierno y la sociedad civil», prosiguió Salah, quien recordó que las autoridades sirias tienen la obligación de proteger a los niños y de salvaguardar sus derechos.
Por otro lado, en el último ataque perpetrado por las Fuerzas de Seguridad, al menos 30 personas murieron y otras 70 resultaron heridas. Los efectivos del régimen lanzaron fuego de mortero contra la localidad de Homs, bastión de las revueltas antigubernamentales, en una ofensiva que se cobró la vida de 16 ciudadanos. A continuación, la milicia Shabbiha irrumpió en el barrio de Karm al Zeitoun y mató a 14 miembros de una familia sunita, entre ellos ocho niños con edades comprendidas entre los ocho meses y los nueve años.
Estos atentados a los derechos humanos se analizaban al cierre de esta edición en una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU, que sopesa la posibilidad de intervenir en el país.
A falta de un resultado de la reunión, Rusia anunció previamente que vetará cualquier resolución que implique la dimisión de Al Asad, ya que la crisis en el país árabe debe arreglarse mediante «un proceso político y sin condiciones previas», según declaró el viceministro de Asuntos Exteriores, Gennady Gatilov. «No podemos apoyar ninguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que inste a la renuncia del presidente porque eso es una condición previa», agregó.
Eso sí, ante una posible operación de la comunidad internacional, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ya advirtió de que no permanecerá quieto.
De este modo, el dirigente asiático avisó a Israel de que «no estará fuera de peligro» en caso de que Damasco sufra una agresión militar por parte de países extranjeros. «EEUU intenta atacar Siria, ya que es una obstrucción para el proyecto estadounidense-sionista en la región. Pero los pueblos de la zona son conscientes de ello», indicó el mandatario, que agregó que el Gobierno de Washington está expandiendo propaganda falsa y fabricada para conseguir sus objetivos en la zona.
