Al menos 32 personas han muerto, dos han desaparecido y 63 han resultado heridas como consecuencia del temporal que sufre la isla portuguesa de Madeira desde el pasado viernes, que, además, ha dañado decenas de coches, ha inundado viviendas, tiendas y edificios públicos, según informó ayer el ministro del Interior, Rui Carlos Pereira. A esto se añade el cierre del principal aeropuerto del archipiélago, el de la ciudad de Funchal, así como el corte de carreteras y la existencia de pueblos y localidades aisladas.
Las partes más afectadas de la isla son las zonas altas del concejo de Funchal y del de Ribeira Brava, según precisó el presidente de la Cámara de Funchal, Miguel Albuquerque. Al cierre de esta edición, los responsables del Hospital Doctor Nélio Mendonça, en la capital, dijeron que la unidad de urgencias había recibido a 63 heridos, dos de ellos en estado grave.
El director clínico del centro sanitario, Pedro Ramos, precisó que el resto de los afectados son «casos de hipotermia, personas que quedaron enterradas o fueron arrastradas por las inundaciones o que tienen pequeñas heridas».
El Gobierno regional fijó para la tarde de ayer una reunión de emergencia de protección civil para abordar el problema del mal tiempo en la isla y, en particular, en la ciudad de Funchal. Según el Instituto Meteorológico Nacional, «lo peor ya ha pasado» y no va a llover tanto como ayer. En las zonas de montaña, los vientos alcanzaron más de 100 kilómetros por hora.
El primer ministro portugués, José Sócrates, afirmó estar «absolutamente consternado y desolado» por la destrucción y los fallecimientos causados por el temporal y subrayó que el Gobierno «hará todo lo posible» para apoyar a este territorio insular. Por su parte, el ministro del Interior anunció que partiría en avión hacia Madeira en cuanto las condiciones meteorológicas lo permitieran.
