La Audiencia de Valladolid celebrará a partir del próximo día 13 de noviembre el juicio contra un hombre —para quien el Ministerio Fiscal solicita una condena de 19 años— por acuchillar y quemar vivo en junio de 2014 a su exnovio, el ferretero jubilado cuyo cadáver fue hallado en su domicilio de la calle San Luis en Valladolid.
En su escrito de calificación provisional, la acusación pública sostiene que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, con la atenuante de anomalía psíquica y la agravante de parentesco, tras constatar que éste y la víctima fueron pareja, convivieron juntos y llegaron a inscribir su unión el día 9 de octubre de 2003 en el Registro Municipal de Uniones Civiles del Ayuntamiento de la capital vallisoletana.
En concepto de responsabilidad civil, el fiscal interesa el pago de 50.000 euros para cada uno de los dos hermanos de la víctima por daños morales, así como de otros 22.803 euros por los desperfectos causados en el domicilio del fallecido tras el incendio y 1.260 euros más, por idéntico concepto, en favor de la Comunidad de Propietarios de la calle San Luis.
La petición de condena de la acusación pública es sustancialmente inferior a la ya anunciada por la acusación particular, en representación de un hermano de la víctima, que se eleva a un total de 37,5 años debido a que incluye el delito de incendio y contempla hasta cuatro circunstancias agravantes: alevosía, abuso de superioridad, aumento deliberado e inhumano del sufrimiento de la víctima y parentesco.
En cambio, no aplica al acusado atenuante o eximente alguna, y ello a pesar del informe forense que le consideraba semiimputable y que entendía que el día de autos actuó plenamente consciente de sus actos pero con sus facultades volitivas ligeramente disminuidas como consecuencia del trastorno adaptativo mixto crónico que padecía y que le había llevado a protagonizar dos intentos de suicidio.
Las dos acusaciones consideran probado que procesado y víctima —de 54 y 64 años respectivamente— tuvieron una relación de pareja de año y medio, si bien en los últimos años tan sólo mantenían una amistad y, por ello, se veían de vez en cuando y se llamaban por teléfono, hasta que finalmente entre los meses de enero o febrero de 2014 se produjo un importante distanciamiento.
Los hechos ocurrieron el 30 de junio de 2014, cuando el acusado acudió al domicilio de su expareja para cometer el crimen. Tras asestarle hasta 12 cuchilladas, lo arrinconó en la bañera y le dio fuego a su cuerpo aún vivo con disolvente y alcohol de 96º, que prendió con cerillas, para acto seguido arrojar encima otros materiales de distinta índole. Por todo ello, ambas acusaciones consideran probado que la víctima tuvo una muerta “lenta y dolorosa” por haber sido “quemado vivo”. El fuego provocó incluso heridas al acusado, que tuvo que ser hospitalizado por quemaduras graves e intoxicación por humo que le afectaron a la tráquea.