El Gobierno sirio rechazó ayer toda responsabilidad en el baño de sangre ocurrido en Tremseh a través del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Yihad al Makdisi, quien aseguró a la prensa que el Ejército mató el jueves en esa localidad a 37 combatientes.
Durante el operativo, tan solo murieron dos civiles, agregó en una comparecencia. Makdisi afirmó, además, que, antes del ataque ,los rebeldes secuestraron a varias personas en el distrito y aterrorizaron a la población.
La oposición denunció el pasado viernes que en este pueblo cerca de Hama murieron más de 250 personas en una matanza. Los observadores de la ONU estiman que el ataque se dirigió principalmente contra desertores y activistas de la oposición.
Por otra parte, prosiguen los esfuerzos diplomáticos para alentar una solución pacífica a la zona. El enviado especial a Siria, Kofi Annan, se reunirá mañana en Moscú con el presidente de Rusia para conversar sobre el conflicto, según informó ayer el Kremlin.
Además, ayer se registraron disparos de activistas en Damasco. Según la oposición, que cifró en 60 los muertos en todo el país durante la jornada -37 de ellos civiles-, los combates fueron encarnizados en dos barrios de la capital.
