Después de casi tres semanas de asedio en Qusair, uno de los principales bastiones de los rebeldes sirios y donde cientos de personas han perdido la vida, las tropas gubernamentales, apoyadas por la milicia chiita Hezbolá, consiguieron ayer hacerse con el control de esta estratégica ciudad, situada junto a la frontera con el Líbano.
«Éste es un claro mensaje a todos aquellos que respaldan la agresión contra Siria de que continuaremos nuestra serie de victorias hasta que recuperemos el control de cada pulgada del territorio», señaló el Gobierno en un comunicado, para agregar: «No dudaremos en aplastar con puño de hierro a aquellos que nos atacan. Su destino es entregarse o morir».
El Ejército lanzó el pasado 19 de mayo una ofensiva para recuperar Qusair, que estaba en poder de los rebeldes desde hacía casi un año y, tras intensas jornadas de combates, en las que fallecieron numerosos civiles y efectivos de ambos bandos, las tropas insurgentes optaron por abandonar la ciudad de madrugada, si bien, previamente, mataron a 15 milicianos de Hezbolá.
Por otro lado, militares rusos están entrenando a soldados sirios en el uso de sistemas de defensa antiaérea, según informaron fuentes del Kremlin. Eso sí, detallaron que estos uniformados se engloban dentro del grupo de 250 extranjeros de 19 países que están recibiendo instrucciones en una academia cerca de Moscú.
Mientras, la Conferencia sobre Siria que se celebrará en Ginebra no tendrá lugar antes de julio, según informó el enviado especial de la ONU, Lakhdar Brahimi, después de mantener consultas con representantes de Rusia y Estados Unidos. Según desveló, hay consenso en que el conflicto debe ser resuelto a través de negociaciones.
La cita tiene como objetivo lograr un acuerdo de paz entre el Gobierno de Al Asad y la oposición, así como acordar un Ejecutivo de transición. Eso sí, para ello, deberán ir representantes rebeldes, que la pasada semana rechazaron acudir a la ciudad suiza.
