El doctor José Antonio Queizán Hernández es el jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital General de Segovia. Un puesto en el que lleva siete años (aunque trabaja en el Hospital desde 1991) y cuyas funciones abarcan el análisis de muestras en laboratorio, labores de banco de sangre y el área clínica, lo que hace que sea uno de los pivotes fundamentales en el funcionamiento del Complejo Asistencial. Él ha sido uno de los líderes responsables del proyecto de renovación de los laboratorios y se muestra muy satisfecho con el resultado final y las posibilidades que esto conlleva.
— ¿Cuál es la función del laboratorio de Hematología y Hemoterapia dentro del Hospital?
— Nuestro trabajo es analizar las muestras para estudiar los parámetros hematológicos y también de banco de sangre que los facultativos de la provincia de Segovia nos solicitan. Trabajamos codo con codo con el servicio de análisis clínicos de Charo Cano, pero nosotros lo hacemos con muestras de otro tipo. Además, tenemos una particularidad, y es que estas muestras tienen una caducidad muy corta y deben ser analizadas, como mucho, seis horas después de su extracción, no se pueden congelar y analizar a posteriori. Esto hace que nuestra labor sea algo más estresante, ya que ese límite de tiempo nos condiciona mucho al tener que que trabajar con unos plazos de emisión de resultados muy cortos. Por ello, todos nuestros equipos deben estar duplicados, ya que, si falla uno, es necesario tener otro.
— ¿En qué consisten exactamente esos análisis hematológicos que realizan?
—Por una parte, hacemos los hemogramas, con los que podemos ver cómo están las defensas del paciente, si tiene o no anemia, si posee un número bajo de plaquetas… y luego también hacemos los estudios de coagulación, siendo ambos factores muy importantes durante un preoperatorio.
— ¿Qué papel han desempeñado usted y su equipo en este proceso de actualización de los laboratorios?
—Hemos sido líderes, de la mano y codo con codo con los laboratorios de análisis clínicos, del proceso de digitalización, que es un paso muy importante que ha supuesto mucho trabajo, pero que, sin duda, va a beneficiar a todo el mundo en un plazo muy corto, tanto por la cartera común que se va a crear con todos los pacientes de Castilla y León como en la minimización de errores en el proceso.
— ¿Y en lo que se refiere a la automatización de los laboratorios?
—Ahí no hemos participado tanto porque nuestras muestras se vehiculan por otros procedimientos más preferentes, aunque la extracción sea única. Tenemos una tecnología que en los últimos años se ha ido renovando constantemente, así que no ha sido necesaria una revolución radical en ese aspecto, como sí ha ocurrido en los otros laboratorios.
— ¿Cómo está yendo el proceso de adaptación de los trabajadores del laboratorio de Hematología y Hemoterapia?
—Estamos todavía en plena fase de cambio y, como todo proceso de este tipo, tiene una curva de aprendizaje que hace que los primeros meses sean complicados, sobre todo porque el cambio que hemos hecho es muy radical y, por lo tanto, ha cambiado mucho nuestra forma de trabajar. Eso ha supuesto un aumento de la carga de trabajo, pero es algo lógico dentro de un proceso de mejora, además de que, al ser el primer Hospital de Castilla y León en el que se implanta este sistema, se añade un plus de dificultad. Pero lo bueno de todo esto es que hemos podido adaptar el programa a nuestras formas de trabajar, además de que todo servirá para que en nuestro laboratorio podamos ser más ágiles en el procesamiento de las muestras y en la emisión de resultados, ya que todos los problemas que daba el papel van a desaparecer, además de todas las ventajas que supone tener a toda la red de Sacyl interconectada.
— ¿Qué supone para la provincia de Segovia que su Hospital General cuente con este tipo de actualizaciones?
—No debemos olvidar que nuestra provincia es un área de salud que tiene a la población muy dispersa, con muchos centros de extracción periféricos, algunos a grandes distancias, como los de Riaza, El Espinar o Villacastín. Por ello hemos tenido que rediseñar el transporte de muestras para que todo esto funcione y estemos coordinados, además de que hemos tenido que repensar los circuitos que tenemos de extracción y procesamiento de las muestras.
— ¿Cómo han ido cambiando los laboratorios del Hospital de Segovia desde que usted entró a trabajar en el complejo allá por 1991?
—El cambio de lo que había entonces a lo que tenemos ahora es radical. Primero, porque la tecnología lo ha permitido, ya que antes la mayoría de cosas se hacían de forma manual, teniendo que manipular los técnicos los tubos y las muestras, lo que podía suponer una serie de problemas inherentes. Por otra parte, con el paso de los años hemos podido dar mejores resultados y de forma más ágil con muestras de menor volumen que antes. Ahora mismo, cualquiera de nuestros aparatos y analizadores puede procesar en torno a 80 muestras a la hora, cuando antiguamente no pasaban de las 20 o 30. Por lo tanto, se ha ganado en eso y también en calidad de los resultados, no obstante nuestra labor está auditada permanentemente y pasamos una serie de controles, no solo a nivel de laboratorio, sino por la Sociedad Española de la Hematología y Hemoterapia, que tiene un programa de control de calidad con lel que trabajamos semanal y mensualmente. Gracias a eso, comprobamos que nuestros análisis tienen calidad en los resultados y que estos son comparables con los resultados de otras tecnologías y otros laboratorios similares.
— ¿Queda el trabajo humano a un lado cuando se dan este tipo de automatizaciones?
—Es importante entender que el trabajo de laboratorio, sobre todo en hematología, no es que un técnico meta un tubo en un aparato, sale el resultado y ya está. No, los resultados que se emiten, tanto en hematimetría como en banco de sangre como en coagulación, son validados y supervisados por un médico. Evidentemente tenemos ciertas ayudas tecnológicas, como, por ejemplo, cuando las analíticas son rigurosamente normales, que hay parámetros que se validan automáticamente. Pero las muestras que nosotros procesamos siempre son validadas y revisadas por un médico, por lo que si hay algún tipo de alerta se lo comunicamos inmediatamente al facultativo que ha solicitado el análisis para tomar las decisiones necesarias con el paciente. Así que no, el trabajo humano no queda a un lado, sino todo lo contrario. La automatización e informatización nos facilitan mucho el trabajo, evidentemente, pero al final es un médico especialista el que ve los resultados y les da el ‘ok’ de acuerdo con los parámetros. Eso significa que, si procesamos 500 muestras, hay un médico que pasa por todas ellas. La última decisión siempre la tiene el facultativo, incluso aquellos parámetros que se validan automáticamente. Aunque igual en el futuro llega alguna Inteligencia Artificial que permita que todo esto se haga sin que el hombre intervenga.
