El personal del restaurante El Ingenio Chico conoce bien lo que es achicar agua. Son cuatro ya las ocasiones en las que, desde su apertura en 2013, han cambiado los manteles, platos y cubiertos por cubos y mangueras para sacar de su s cocinas y salones los miles de litros de agua que han inundado su establecimiento, ubicado en la Casa de la Moneda.
Su ubicación, en una de las zonas más inundables del recinto les ha hecho blanco fácil de la llegada del agua, que el pasado fin de semana volvió a inundar el establecimiento causando importantes daños en la maquinaria y el mobiliario que aún no han sido peritados en su totalidad, pero que el director y gerente del establecimiento Juan José de la Esperanza cifra en torno a los 60.000 euros.
“Ha sido un fin de semana muy duro”, reconoce el hostelero, que señaló que el esfuerzo de los trabajadores, familiares y amigos durante estos días ha conseguido reabrir el establecimiento con las mejores garantías de un buen servicio, conscientes eso sí de las dificultades que tendrán que sufrir hasta conseguir reponer todo el material dañado. Pese a la dureza, El Ingenio Chico ha decidido apelar al sentido del humor, y ayer quiso tener con sus primeros clientes tras la reapertura el detalle de regalar a sus clientes el agua consumido en los servicios “porque hemos tenido mucha estos días”, ironiza Juan José , que aseguró que el detalle “no es por cortesía de la CHD, sino que lo pagamos nosotros”.
Con menos humor, el gerente del restaurante se muestra muy crítico con la CHD, “que siempre se va de rositas” cuando suceden episodios como los del pasado fin de semana, y reclama a la confederación que realice “un control más riguroso del caudal desde octubre hasta abril”. “No es lógico tener el pantano lleno en noviembre para desembalsar agua a 70 metros cúbicos por segundo en el caudal del río, y con los medios técnicos que existen en la actualidad pueden evitar este problema”.
