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Agricultura fracasa en Bruselas

por Redacción
25 de junio de 2011
en Castilla y León
Las frutas y hortalizas constituyen en este momento el mayor grupo de las exportaciones españolas. / Valdivielso.

Las frutas y hortalizas constituyen en este momento el mayor grupo de las exportaciones españolas. / Valdivielso.

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El sector español de frutas y hortalizas ha sido y se mantiene como el más perjudicado a consecuencia de la crisis provocada por la intoxicación en Alemania, con la paralización de los mercados y las bajadas de los precios. Sin embargo, no será el principal beneficiado por los mecanismos y las medidas de apoyo acordadas en Bruselas.

El Ministerio de Agricultura fracasó en sus gestiones ante la Unión Europea para dar una salida a la crisis provocada en el sector hortofrutícola por la intoxicación detectada en Berlín, inicialmente achacada a los pepinos españoles, posteriormente a hortalizas sin identificar de diferentes procedencias y finalmente a los brotes de soja de una granja germana. Las salidas articuladas para compensar las pérdidas sufridas por el sector de frutas y hortalizas en toda la UE, no solo en España, beneficiarán especialmente a Holanda por tres razones.

La primera, por aplicarse las ayudas solamente a las producciones retiradas de los mercados o superficies de cultivo arrancadas en función de la cosecha que faltara por recoger. La segunda, por aplicarse solamente a cinco producciones, pepino, calabacín, lechuga, tomate y pimiento, en estas fechas a finales de campaña de recolección, cuando entran en producción las cosechas en los países del norte de la Unión Europea, dejando fuera la posibilidad de subvención para otras recolecciones de hortalizas y, sobre todo, de frutas. Ello supone que las mayores ayudas por retirada se irán para los productores de otros países, especialmente de Holanda. En tercer lugar, España se verá perjudicada, además, por el establecimiento de compensaciones por caídas de precios en todos los mercados de frutas y hortalizas que en este momento constituyen el grueso de las exportaciones nacionales.

A la vista de estos resultados, los responsables de la Administración agraria española se han comprometido a seguir reclamando en Bruselas un aumento de los productos con posibilidad de recibir ayudas por retirada o levantamiento de superficies de cultivo, así como para compensar las caídas de precios, objetivo casi imposible, a la vista de cómo funcionan los mecanismos comunitarios y el reparto de poder entre los países miembros.

La UE, a la vista de la crisis, no ha cerrado la puerta para aumentar los fondos actuales de 210 millones de euros. Pero el eje de la cuestión para los intereses españoles no está en incrementar esas ayudas, sino en contar con los dispositivos necesarios para justificar las pérdidas por retirada y levantamiento de superficies de cultivo y, sobre todo, por caída de precios. La Comisión publicó el reglamento sobre compensaciones de pérdidas por retirada y arranque de cultivos, pero no parece probable que elabore otro para compensar por la bajada de las cotizaciones para el conjunto de los productos de frutas y hortalizas.

La crisis hortofrutícola ha puesto de manifiesto que los mecanismos comunitarios, ante situaciones como ésta, son lentos y que los mismos deben cambiar para responder en tiempo a los problemas de los productores. Sin dejar a un lado la actuación irresponsable de Alemania, Bruselas tampoco actuó de forma adecuada a la hora de desarrollar el sistema de información y alertas. Pero, además de todo eso, la crisis ha puesto en evidencia cuáles son o deben ser la maquinaria y las estrategias negociadoras de cada país y para cada problema.

Con Rosa Aguilar se ha instalado en el Ministerio una política mezcla de culto a la imagen, al personalismo y al populismo que puede ser positiva desde una perspectiva puramente personal para una política, pero negativa si lo que se trata es de defender unos intereses y ganar. Hace unos meses, desde marzo, la ministra se desgañitó, primero en reclamar y luego exigir al comisario Dacian Ciolos las ayudas para el almacenamiento privado del aceite de oliva. El mercado sigue a la baja y el propio Ciolos viajó a España para decir que no habría ayudas. En el caso de la reciente intoxicación alimentaria en Alemania y lo sucedido en la Comisión es el resultado del nuevo equipo de recién llegados a Atocha, marginando al grupo anterior, que pensaba que Bruselas era cosa de leer con urgencia cuatro conceptos sobre la PAC. Los éxitos o los fracasos de una Administración en la UE se miden por los resultados, no por mantener las posiciones más intransigentes, las acusaciones contra todos, rayando hasta la mala educación con el resto de las delegaciones de otros países y hasta con miembros de la comisión española en la onda de Exteriores. Bruselas es un punto de mucha negociación, cesiones y componendas. No es el escenario ideal, pero es preciso vadear en esas aguas y la ministra y su nuevo equipo no saben. El «vamos a exigir» queda bien para la galería, para el Congreso y el Senado, para hacer política un día, pero las ayudas se han ido a otra parte.

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