Como sucede cuando se depositan demasiadas esperanzas en un solo hombre, el crédito del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no ha hecho otra cosa que mermar desde que tomara posesión de su cargo. El vertido de petróleo del Golfo de México, la elevada tasa de desempleo -en el 10%- y la sustitución del comandante de las tropas que combaten a los talibanes han debilitado aún más la fortaleza política del mandatario demócrata, cuya popularidad ha bajado cinco puntos en el último mes, de un 50 a un 45%.
El último capítulo de esta sucesión de problemas, el reemplazo de Stanley McChrystal como general en jefe de las tropas de EEUU y la OTAN en Afganistán, obligó ayer a Obama a conversar por teléfono con el presidente del país asiático, Hamid Karzai, a quien aseguró que el relevo no afectará a la política estadounidense en esa nación ni a su lucha contra los talibanes, según informó la Casa Blanca.
Obama habló con Karzai para informarle de la dimisión de McChrystal y su reemplazo por el general David Petraeus, y le «subrayó que este cambio de personal en ninguna manera afecta a la política de EEUU en Afganistán ni el nivel de nuestro compromiso con el futuro del país», sostiene la Casa Blanca en un comunicado.
Durante la charla telefónica, ambos mandatarios tuvieron expresiones de «admiración» y «elogio» por el liderazgo del general McChrystal y su servicio en el último año, agrega la nota.
El mandatario norteamericano también enfatizó que las dos naciones «deben continuar trabajando juntos para mantener el impulso contra los talibanes», al retomar la conservación que ambos mantuvieron por videoconferencia el martes de esta semana.
Karzai, por su parte, aplaudió el nombramiento de Petraeus y le aseguró a Obama que «tomará los pasos necesarios para apoyar una transición exitosa» en el mando de las tropas desplazadas en Afganistán, puntualizó la Casa Blanca.
El presidente de EEUU anunció el reemplazo de McChrystal durante una breve alocución en la Rosaleda de la Casa Blanca, en la que aseguró que el relevo representa «un cambio en el personal, pero no en la política». Agregó que Petraeus, hasta ahora al frente del Mando Central, «se asegurará» de que la estrategia aprobada en noviembre de 2009 se ponga en práctica para combatir a Al Qaeda y los talibanes.
McChrystal fue convocado el miércoles a la Casa Blanca para que diera explicaciones sobre las críticas a funcionarios de alto rango del Gobierno, incluido el propio Obama, en una entrevista concedida a la revista Rolling Stone.
Entre otras cosas, el general indicaba que en una de sus primeras citas con Obama le encontró «poco implicado» en Afganistán. Según le replicó el político en su alocución, «me gusta que haya debates… pero no toleraré divisiones entre el equipo al cargo de la guerra».
El caso es que llueve sobre mojado, porque antes de conocerse este polémico cese, la aceptación de Obama entre los ciudadanos ya estaba en sus valores más bajos desde que asumió la Presidencia. Y es que el vertido de crudo del Golfo de México y una tasa de desempleo cercana al 10% han restado cinco puntos a su popularidad entre mayo y junio, de modo que por primera vez desde que se realiza este sondeo mensual del diario Wall Street Journall y la cadena NBC, la mayoría de los estadounidenses desaprueba su gestión.
Además, también por primera vez, el 60 por ciento de los encuestados cree que el país camina en dirección equivocada. La mitad de ellos desaprueba la gestión del vertido de crudo realizada por el presidente, incluido uno de cada cuatro votantes demócratas. Tan solo un 40 por ciento considera positivamente la «habilidad» de Obama «para gestionar una crisis», 11 puntos menos que el pasado mes de enero.
