Italia está de luto después de que ayer muriera Giulio Andreotti, una de las figuras clave de la política transalpina del siglo XX, a los 94 años.
El que fuera siete veces primer ministro del país estuvo gravemente enfermo en los últimos años y falleció a mediodía en su casa de Roma después de que su estado de salud empeorara considerablemente en los últimos días.
Hoy se celebrará su funeral, que será privado, a petición del difunto, que insistió en que su despedida fuera en la más estricta intimidad. Por ello, tampoco tendrá lugar ningún acto oficial, si bien habrá un minuto de silencio en todos los eventos deportivos de esta semana en la nación y fue recordado en el Parlamento.
El demócratacristiano, quien también fue ministro en 33 Gobiernos, comenzó su carrera al concluir la Segunda Guerra Mundial. Ingresó en la política en 1947 como subsecretario de la oficina del primer ministro. A continuación, tuvo varios puestos importantes como titular de Finanzas, Presupuesto, Industria, Defensa, Interior y Exterior. Fue premier siete veces entre 1972 y 1992.
Así, durante 40 años fue una de las figuras clave del país, sobre todo en la Europa de la posguerra y las décadas de la reconstrucción y a lo largo de más de medio siglo estuvo en el escenario político de Italia, en los que se relacionó con líderes mundiales como Charles de Gaulle, Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. Católico devoto, sus amigos en el Vaticano incluyeron a cardenales y Papas. También, al parecer, a algunos cabecillas de la Mafia, con la que presuntamente estuvo involucrado y, por este motivo, fue juzgado en varias ocasiones por implicaciones con la Cosa Nostra.
En los años 70, Andreotti lideró un Gobierno de unidad nacional que contaba con el apoyo de los comunistas en tiempos de la Guerra Fría. Durante ese período, el líder de su partido, el exprimer ministro demócratacristiano Aldo Moro, fue secuestrado y asesinado por las Brigadas Rojas, un grupo terrorista de izquierdas.
En los años 90 fue acusado de haber orquestado la muerte de Mino Pecorelli, un periodista de investigación, y de estar relacionado con la mafia siciliana. Fue absuelto de la mayoría de los cargos en los largos juicios subsiguientes. Sin embargo, su reputación no pudo liberarse de una mancha: el alto tribunal de apelaciones estableció que tuvo relaciones con la Cosa Nostra hasta 1980, pero también dictaminó que la ley impedía condenarlo.
En los últimos años, siguió influyendo en la vida política del país como senador vitalicio.
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, aseguró que durante medio siglo Andreotti jugó un gran papel en la política del país y la reconstrucción de Europa. El jefe de gobierno, Enrico Letta, afirmó que fue un protagonista de primer rango de la democracia transalpina. «Era la política: reunía lo bueno y lo malo», señaló.
Por su parte, el conservador Silvio Berlusconi indicó que el fallecido «defendió la democracia y la libertad en años difíciles».
